En el mundo natural de Jake Xerxes Fussell

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“La apropiación es una importante consideración en mi trabajo y es muy difícil saber dónde dibujar la línea. El arte es apropiación. Pero no siento que le haga justicia a nadie tratando de sonar como alguien más”.  Jake Xerxes Fussell

Jake bebe de su copa de vino, mientras el presentador le trata de explicar al público que el de hoy es un músico que invitaron porque necesitan traer más músicas vernáculas al programa. Ocasionalmente, recalca. Parece más una justificación. Jake sonríe silente y se acomoda su gorra. Entorna sus ojos azules y se acomoda la camisa a cuadros que lo hace ver como un trailero, o uno de esos tantos sureños desaliñados.

Unas veinte personas aplauden y él con lentitud sube el escenario. Y tomará la guitarra eléctrica de seis cuerdas, que él usa como si fuera una acústica clásica, porque sus rasgueos sobre las tres primeras, le dan a su música el tono del bajo. El hombre prácticamente necesita afinar la guitarra en forma diferente en cada canción, y como no es una estrella que tenga diez guitarras listas, los espectadores tendrán que esperar.

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Jake sabe que las canciones, como en el antiguo canon de la música sureña estadunidense, sólo necesitan de una guitarra y de la voz. Y su voz es la que explica todo, gruesa, apacible, de las que obligan a poner atención, como una terapia en sí misma. ¿Y de qué canta? Pues del Río San Johns y de cómo el pescado que te estás comiendo viene del Río San Johns; de lo que unos llamarían tedio, pero para él es veneración y revelación.

Parece un placer de solitarios. El hombre que fue criado por maestros de preparatoria en Atlanta, Georgia, recuerda las proyecciones de cine de su juventud, en donde conoció el cine de Werner Herzog, y el observar la procesión de conquistadores bajando la montaña, le inspiró ese estilo en que parece emprender una marcha con los escuchas, lenta, jovial, una forma de hacernos disfrutar el indolente paso del tiempo.

Todos saben cómo es este giro: el artista interpreta y entre canciones desgrana alguna anécdota o el locutor de la estación de radio local le entrevista. Pero Jake, que por momentos parece el más mudo de los hombres, puede hablar como río con su arrullador tono de voz, que el propio locutor tiene que recordarle que es una entrevista.

No extraña de Jake, que también es locutor del programa Fall Line Radio de la estación de radio Whup 104.7, en Hillsborough, North Carolina, que programa música sureña. 

Lo hace porque ayuda a salvaguardar el legado de la tradición para las próximas generaciones y a veces se le ocurre poner música por temática. La de hoy: “canciones del sureste que hablan de árboles”, la de la siguiente semana: “canciones donde se menciona una planicie de Nashville, Tennessee”, o sobre la “Música de México sobre la Huasteca”, y así por el estilo, siempre, en oda a la naturaleza, a la vida rural.

Después de todo, hizo estudios sobre folclor en la Universidad de Misisipi, inspirado por los viajes que realizó en la infancia con sus padres por los campos de Georgia, y hoy es parte de una cofradía que incluye a grandes artistas como Nathan Bowles y al mismísimo MC Taylor, de Hiss Golden Messenger. Con la tarea autoimpuesta de preservar, Jake no se considera compositor, sólo engarza innumerables canciones olvidadas del folk estadunidense y en verdad las hace suyas. 

Hasta el folclor mexicano lo conoce, lo heredó de su admiración notable por David Hidalgo y Luis Pérez, de Los Lobos y del proyecto de estos: The Latin Playboys, influencias presentes en su música, en el uso de los arreglos y de la mística; una que Jake siempre ha admirado y ha querido apropiarse, pero, sobre todo, difundir, para que no quede olvidada. 

La portada de su primer disco, homónimo, Jake Xerxes Fussell (Paradise of Bachelors, 2015), tiene la imagen de un río caudaloso y por si no fuera una advertencia suficiente sobre de qué va la vaina, Jake tiene una canción en el LP sobre un bote que navega el río, procedente del folclor de Alabama. Sencillo, títulos de canción de dos palabras. Odas auténticas a la vida cotidiana del sur que muchos abominarían, “porque no pasa nada”. Pero dice Jake que sí que pasa.

Portada del primer álbum:

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En el mundo natural

Jake manejó en su camioneta desde su “pueblo”, es decir, cualquiera es un pueblo polvoso cuando se compara con Nueva York. Y está por primera vez ante un público acostumbrado al stand up, que le aplaude como si fuera la próxima estrella del firmamento. Les cuenta que se perdió al llegar allí y que se metió a un bar, pensando que era un local de pizzas y… anécdotas de pueblerinos en la ciudad. 

Se ríen, pero Jake sólo quiere que pase tal embarazoso momento para preguntarles: ¿Alguna vez han visto duraznos crecer en una viña de papas dulces? Eso es todo.  

O cantarles sobre la visita del terrorífico Hombre de los Muebles, que un buen domingo aparece y se lleva todo, y que él compara a un “diablo sin cuernos”. Una vieja canción de 1930. Y le da lo mismo, porque en su edén, un árbol le daría vino y él tendría diez mil años para beberlo, por eso canta esa canción, Drinking of The Wine, de la compositora y activista negra, Bernice Johnson Reagon, en su tercer disco, Out of Sight (Paradise of Bachelors, 2019), porque además de músico, es difusor de la tradición, de un sur idílico, pero fascinante.

Y luego entorna la voz para escuchar el violín y un lejano pedal steel, otra historia trágica de solitarios, en el diamante de su disco What in the Natural World (Paradise of Bachelors, 2017), la hermosa Canyoneers: “Murió como una solitaria rata de río”, canta Jake con una afectación que en él se confunde siempre con una extraña placidez.

Bueno y verde otra vez

En 2022, Jake mira con ilusión a su izquierda, la hermosa Libby Rodenbough, sostiene el violín. No es que hiciera mucha falta en la música de pocos elementos que ha elegido, para empezar, pero por Dios que es una bella imagen. A su derecha, Casey Toll toca el contrabajo y pasa desapercibido, pues sabe que robarle reflector a la voz de Jake, es imposible. 

Justo los comparsas que esperaba para cantar sobre el general George Washington, en el evocador cierre del Good and Green Again (Paradise of Bachelors, 2022), su nuevo álbum. Pero en concordancia con su adoración por la naturaleza y la vida sin complicaciones, esa hermosa canción que despide el disco con su hermosa y evocativa trompeta, sólo parece estar ahí porque el más “noble de los hombres”, tenía una casa, un caballo y un árbol de cerezos. En el fondo, la sencillez, siempre es la sencillez con Jake. 

Escuche aquí George Washington, de Jake Xerxes Fussell:

Y este nuevo disco es una auténtica odisea de 40 minutos, donde temas cantados se intercalan con instrumentales para asentar los puntos inmateriales de Jake, su fascinación por el tiempo lento, por ver los prados reverdecer y la lluvia caer, y que en realidad son sus primeras composiciones originales, a las que no se siente, por el momento, con la necesidad de dotar de letra; pequeñas islas para que los nueve minutos del tema toral, que narra el hundimiento de un barco, The Golden Willow Tree, no aburran a la concurrencia.

Portada de Good and Green Again:

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Y esa canción, épica en sus cuidadas manos, es una re imaginación, de una re imaginación que hizo en 1952 el compositor Aaron Copland, que a su vez hizo lo que Jake ha hecho toda su carrera: recopilar, reelaborar para las nuevas generaciones, una viejísima melodía de nombre The Golden Vanity; todo en una historia de marinos y de pérdida que Jake nos entrega con robusta pasión, pero a la vez gentil como una brisa. 

Tal como él recuerda a los corridos de la Revolución Mexicana, que de vez en cuando escucha en la frontera: con la alegría festiva de la polka, pero la voz cantando sobre asesinatos o masacres, un sentimiento que lo define a la perfección en el nuevo disco.

Y todos los caminos conducen a la canción Rolling Mills Are Burning Down, donde Jake equipara los momentos inevitables de la vida a los molinos de viento que “jamás serán construidos otra vez”, canta una antiquísima balada de su hoy hogar, Carolina del Norte, que originalmente era cantada con vertiginosidad y un banjo. Pero él la canta con la maestría del músico experto que no tiene prisa y sabe transmitir la historia.

Jake Xerxes Fussell finaliza la presentación. Se seca con la manga de la camisa el sudor, sonríe tímidamente, incapaz de decir algo que diría un músico sólo para complacer. Cuando ya ha terminado, no sabe otra cosa que irse, sin ceremonias. Entorna los ojos azules, de vuelta a lo que unos llamarían el tedio, el aburrimiento, de ver un renacimiento constante en el simple verde de la hierba.

Escuche aquí la hermosa Rolling Mills Are Burning Down:

Nota: 

El programa de Jake Xerxes Fussell y Jefferson Currie II, Fall Line Radio, se puede escuchar todos los miércoles a las 12 del día (durante dos horas), en esta dirección: https://whupfm.org/

Por Jesús Serrano Aldape

Jesús Serrano Aldape es escritor y periodista, graduado de la UNAM, licenciado en Ciencias de la Comunicación, se tituló con una tesis sobre el Universo Trágico de David Bowie. Le gustan la música, el cine y los videojuegos, el teatro, los deportes y la política, temas de los cuales ha escrito durante 20 años en publicaciones como Trasfondo, Milenio, Replicante, La Mosca en la Pared, entre otras.