Doctor Strange in the Multiverse of Madness, o cuando Marvel va por el voto latino

Doctor Strange in the Multiverse of Madness, o cuando Marvel va por el voto latino

Es el regreso del añorado Sam Raimi a dirigir películas de comics, con el humor que no se toma nada en serio, la auto referencia y sí, otra cinta de propaganda de los Estudios Marvel. Doctor Strange in the Multiverse of Madness (Doctor Strange en el Multiverso de la Locura, 2022) es un patio de juegos para que el autor mejor conocido por joyas del terror (y el humor) como The Evil Dead (1981), Army of Darkness (1992) y Drag Me to Hell (2009) se recree y le inyecte al MCU (Marvel Cinematic Universe) una dosis de saludable mala leche.

Su huella se nota en la elección de algunos de los ángulos de cámara, con pasajes cargados con una tensión propia de las cintas de horror, que hacen resplandecer con su característica inventiva visual, el usual machote de Marvel. Como en una secuencia, en que Wanda, la bruja escarlata (Elizabeth Olsen), súper villana del filme, persigue a los protagonistas como si fuera el asesino serial de una de esas películas de Serie B o slashers. Hay guiños muy divertidos como esos durante toda la película.

Doctor Strange… es el segundo filme basado en el personaje y continúa la historia de Stephen Strange (Benedict Cumberbatch), quien ahora abre una puerta dimensional al Multiverso en donde habitan versiones distintas de él, las cuales representan una amenaza para la humanidad. Strange viajará junto a la joven América Chávez (Xóchitl Gómez) a varias realidades alternas para restaurar el equilibrio de las galaxias.

Spoilers sobre la trama

Raimi se atrevió bastante a jugar con toda la imaginería de zombies, en auto homenaje y en notable reverencia a George A. Romero, como cuando sale de su tumba el Doctor Strange de ese Universo en el que estaba muerto. Y cómo hace que ese mismo personaje putrefacto se convierta en el único Doctor que puede derrotar a Wanda, es simplemente muy divertido y saludable para las películas de Marvel.

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Sin embargo, esta película parece sólo un episodio gigantesco en una saga. Comienza como la continuación de Spider-Man No Way Home (Spider Man: Sin Camino a Casa, 2021) y cuando finaliza, de inmediato augura otra “aventura” por medio de la escena “oculta”, en los créditos finales, recurso que en su momento fue innovador y ahora ya hasta agota mentalmente.

Raimi, de vuelta al cine de comics tras la primera trilogía de Spider- Man, nos obsequia un montón de referencias a sus películas, un verdadero deleite.
Raimi, de vuelta al cine de comics tras la primera trilogía de Spider- Man, nos obsequia un montón de referencias a sus películas, un verdadero deleite.

Voto latino

Pero el filme no es tan inocente como aparenta. Encubre en su atractiva forma de espectaculares secuencias realizadas en CGI (Imágenes Generadas por Computadora), todo un discurso que parece un descarado reclutamiento para orientar las preferencias electorales de una generación de jóvenes que pronto podrán votar.

La compañera del Doctor, América Chávez, es una adolescente mexicoestadounidense de 16 años, pero para que no vaya a confundirse nadie y a pensar que se trata de una chica mexicana, lleva todo el tiempo una chamarra de mezclilla con la bandera de Estados Unidos (del Capitán América).

El hecho me recuerda a las marchas para exigir derechos ciudadanos de los inmigrantes a comienzos de los dosmiles, en donde los migrantes inicialmente ondeaban banderas de México. No obstante, poco después, ante el rechazo del común de los estadounidenses a sus protestas, corrigieron y sacaron la bandera de las barras y las estrellas, porque su lucha es por ser considerados de ese país.

Así, América Chávez es una dreamer (hija de inmigrantes mexicanos nacida en Estados Unidos), generación a la que, por cierto, Donald Trump amenazaba con deportar, y que aún están en espera de sus derechos constitucionales en ese país. ¿Qué tiene que ver este trasfondo con una película basada en una historieta? Pregúntenle a Marvel.

Para entender la existencia de personajes como América Chávez, hay que recordar que en las próximas elecciones del senado de Estados Unidos en noviembre de 2022 y presidenciales en 2024, estados como Texas y California, con demografías altamente latinas (por no decir mexicanas), tienen una gran importancia tanto para demócratas como republicanos. Aunque parece obvio que, dados sus planteamientos, el discurso de Marvel es totalmente anti Trump y anti republicano, por donde se le vea.

Y en Estados Unidos, el que vota también consume y con ello adquiere un inherente poder político. Como dato, la cinta logró recaudar 953 millones, 497 mil, 515 dólares a nivel global, tan sólo por ingresos de taquilla. La demografía latina, que encontrará una repentina legitimidad en la película, también es una fuerza económica poderosa, y eso no se le escapa a los ejecutivos de estas corporaciones.

Pero contrario a que América Chávez tenga un papel interesante, es un personaje unidimensional, parece más una suerte de accesorio, la llave para desbloquear un nivel en un videojuego. Y un pretexto para que Cumberbatch pueda practicar su (mal) español para efecto de alivio cómico, y de paso buscar las simpatías de la mayoría mexicana tanto en Estados Unidos como en México.

Y si Chávez es como una suerte de ser “especial”, la única capaz de darle el golpe de gracia a Wanda, y por ello esencial para salvar al universo, se entiende por asociación que la película se refiere a “Universo” como Estados Unidos y a que América Chávez, la jovencita, podrá votar en 2024 para derrotar a Trump o a cualquier ente interdimensional republicano que ose aparecer.

América Chávez (Xóchitl Gómez), nos hará sonreír en algún momento con su florido lenguaje de barrio
América Chávez (Xóchitl Gómez), nos hará sonreír en algún momento con su florido lenguaje de barrio.

Multiverso y multirracialidad

No vamos a hablar de que Marvel o Disney tengan mentalidades muy abiertas ni mucho menos. Más bien responden a actitudes estudiadas de lo políticamente correcto para el marketing. Pero es muy claro que en la película la idea del Multiverso, es también una idea de multirracialidades, multisexualidades y multiculturalidades.

Sólo hay que ver a los personajes, donde hay presencias de numerosos grupos étnicos (mejor reflejados en el Kamar-Taj; la suerte de Dojo de las artes místicas que dirige Wong), pero al final sí se nota una manipulación en la forma en cómo Marvel maneja su concepto de inclusión.

Como ejemplo, el hecho de que América Chávez tiene dos madres, en lugar de una pareja convencional. En claro giño a la comunidad LBGTI+, que en Estados Unidos cada año pierde más derechos. Es donde la película se convierte en la confirmación fehaciente de que Marvel respalda estas banderas, un discurso de inclusión que hay que resaltar, pero que también tiene un uso político en la película.

En uno de los Universos que visitan Strange y Chávez aparece un equipo de súper héroes, mezcla entre Avengers, X-Men (¡Con Patrick Stewart representando su papel del Profesor Xavier X, incluido!) y los Cuatro Fantásticos; y entre ellos, una suerte de Iron Man, que es una mujer negra. Es un discurso en que reina la inclusión y la multirracialidad como una celebración.

Hay que decir que es una apertura que también tiene un trasfondo, porque es un respeto a la “libertad de elección”, siempre y cuando te apegues a lo que es ser estadounidense, a la demócrata. Que aceptes el complejo militar industrial, que Joe Biden era la mejor opción a pesar de su historial de intervencionismo militar en otras naciones, y que Putin es el enemigo de las democracias occidentales; que Estados Unidos es una potencia y que defiendas ese american way of life como hacen todos los súper héroes del sello Marvel.

También hay que ver lo que pasa con Wanda, la madre soltera, otra condición antes despreciada socialmente, que arropa Marvel en la película, con esa vida idílica con sus hijos. En ese universo, Wanda aspira a una vida entre cercas blancas, árboles hermosos, con sus hijos viendo televisión (por supuesto jugando con muñecos de acción de Marvel) y comiendo chatarra; manejado como ideales, vivir en el suburbio, ajenos a búsquedas multiversales. En esencia: aceptación a la libertad, sí, sólo que dentro de los cánones del sueño americano demócrata.

Las madres de América Chávez son parte del canon de los cómics de Marvel.
Las madres de América Chávez son parte del canon de los cómics de Marvel.

Suplantación cultural

Pero como toda película de Marvel, no puede contentarse con ser lo que es, sino que tiene que ser un servicio, conducir a un Universo interminable y vasto que, por supuesto, requiere a consumidores cautivos.

Que la película conduzca a un spin off (derivación), que al rato salga una serie, la cual no puedas entender si no compraste el muñeco de acción, el cual tiene sentido sólo si se jugó el videojuego basado en esa parte de la trama y que al rato nuestras vidas ya estén dominadas por estos personajes. Que por otro lado, son puras imágenes idealizadas del urbanita clasemediero estadounidense.

En esencia lo que hace Marvel, Disney y todas estas corporaciones es crear servicios (y cobrar mucho por ellos), donde establecen una cultura, donde ya es una tradición buscar la escena “oculta” tras los créditos. Es muy perverso, porque estas películas se apropian de absolutamente todo de lo que se les ocurre de la cultura. Y muchas de las personas conocerán las grandes historias del pensamiento y la cultura universales, a través de ellas y ni se molestarán por conocer la referencia original.

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Pero no sólo es una suplantación cultural, es una suplantación económica. Sólo basta ver la forma en que Doctor Strange… se exhibió en 4,534 salas de cine de Estados Unidos, dejando a muchas otras películas huérfanas al instante. Un hit de esta magnitud las desahucia por completo e incluso evita que otros proyectos nazcan.

Es un pésimo ejemplo para otras franquicias, cuya única razón de ser es emular el modelo de Marvel Studios; sueñan con arañar el billón de dólares de recaudación por producción (Doctor Strange… costó 200 millones de dólares). Ejemplos sobran, como el fallido intento de J.K. Rowling y Warner Bros de resucitar la euforia de Harry Potter con el llamado Wizarding World; DC, que trató de hacer lo mismo que el MCU, con sus personajes desde hace años, sin llegar al éxito de este; o Sony, que ya quiere lanzar su propio universo fílmico basado en sus exitosos personajes de videojuego. Un desastre anunciado.

Wanda (Elizabeth Olsen) se roba la película con su actuación.
Wanda (Elizabeth Olsen) se roba la película con su actuación.

Dr. Strange in the Multiverse of Madness es una película realizada con un manual para encantar y lo logra. Si el espectador está inmerso en la cultura de Marvel, no tendrá más que elogios para ella y cualquier otro espectador ocasional apreciará la forma desinhibida en que Raimi y su cast de actores se agencia de los recursos estilísticos marvelianos.

Es un cine PlayStation, con personajes y efectos que parecen cortados de los videojuegos. De hecho, la secuencia inicial parece sacada de un escenario de Bayonetta (2009), con un CGI que en pocos años revelará su edad y se verá penoso. Perdí la cuenta del número de secuencias en que no hay más que pantalla verde y los actores se las ven negras para transmitir emociones, algo que con cada película de Marvel que se acumula es más notable.

Es un Marvel ya más abocado a suplantar los géneros fílmicos con su propia visión de ellos. Thor: Love And Thunder (Thor: Amor y Trueno, 2022) no es más que su versión de una comedia romántica. Aún así, la película no decepcionará a quien sólo quiera pasar un rato espléndido sin escarbarle tanto.

Atentos para un cameo de Bruce Campbell, que incluso se roba la segunda escena oculta después de los créditos, una maravilla.
Atentos para un cameo de Bruce Campbell, que incluso se roba la segunda escena oculta después de los créditos, una maravilla.

La película se puede ver en Disney+.

Lanzamiento: 5 de mayo de 2022 (México); País de origen: Estados Unidos; Idioma: Inglés. Director: Sam Raimi; Guion: Michael Waldron; Con: Benedict Cumberbatch (Stephen Strange); Elizabeth Olsen (Wanda Maximoff/ La Bruja Escarlata); Benedict Wong (Wong); Xóchitl Gómez (América Chávez); Rachel McAdams (Christine Palmer).

Duración: 2 horas, 6 minutos.

Ve aquí el trailer de Doctor Strange in the Multiverse of Madness:

Por Jesús Serrano Aldape

Jesús Serrano Aldape es escritor y periodista, graduado de la UNAM, licenciado en Ciencias de la Comunicación, se tituló con una tesis sobre el Universo Trágico de David Bowie. Le gustan la música, el cine y los videojuegos, el teatro, los deportes y la política, temas de los cuales ha escrito durante 20 años en publicaciones como Trasfondo, Milenio, Replicante, La Mosca en la Pared, entre otras.