INE: la ominosa historia de un instituto al servicio del poder

INE: la ominosa historia de un instituto al servicio del poder

Por toda la independencia que dice defender, el INE es un organismo faccioso desde su nacimiento. Lo más reciente tiene a un expanista, Germán Martínez, asegurando orgulloso que él es el responsable de la elección de consejeros cuando era presidente del PAN en 2007. Otro panista, Gustavo Madero, es el responsable del nombre actual, cuando cambió de IFE a INE (Instituto Nacional Electoral).

El entonces Instituto Federal Electoral (IFE) sustituyó a la Comisión Federal Electoral, y su surgimiento se dio por causa de los conflictos postelectorales de la elección de 1988, en que el priista Carlos Salinas de Gortari superó con un fraude (abundantemente documentado), al perredista Cuauhtémoc Cárdenas. El IFE se fundó el 15 de agosto de 1990 con Fernando Gutiérrez Barrios como su primer presidente.

Gutiérrez Barrios era secretario de Gobernación de Salinas, lo que ya da una idea del control que ejerció el gobierno en turno desde el inicio. Su supuesta autonomía la adquirió hasta 1996, cuando se desligó del Ejecutivo en la integración y nombramiento de sus consejeros. Antes de la llegada de José Woldenberg, estaba Emilio Chuayfett, secretario de Gobernación de Ernesto Zedillo.

Woldenberg fue consejero antes de ser presidente del instituto, pero en realidad fue una imposición del presidente Zedillo. Eso habla de lo necesaria que es una reforma que quite a los partidos el nombramiento de los consejeros tanto del hoy INE como del Tribunal. Desde el comienzo se eligen por medio de cuotas partidistas y el partido hegemónico tiene la ventaja.

De hecho, diversos explican que tampoco la Reforma Electoral propuesta por Andrés Manuel López Obrador resuelve esta falla endémica del instituto, ya que las veinte propuestas de cada poder constituido, ya llevan un sesgo partidista, aunque terminen elegidos por la ciudadanía. En ese sentido, el IFE-INE no haría más que recrudecer sus errores de nacimiento.

Sí que lo han tocado

En 1993 se dio la reforma al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, en que el IFE recibió atribuciones como declarar la validez de las elecciones, expedir constancia de mayoría para los ganadores y el establecimiento de topes de campaña. En el papel, la legislación del instituto siempre ha tendido a lo ideal, su problema siempre ha estribado en los funcionarios que lo dirigen.

Y es que en 1994 se dio otra reforma en que se determinó la composición del Consejo General, y con ello el pecado original del Instituto, cuando determinó que dichos funcionarios fueran nombrados por las facciones partidarias en la Cámara de Diputados, por el voto de dos terceras partes de sus miembros. Así quedó establecido el sistema de cuotas partidistas para elegir el nuevo órgano.

Ya visto como mecanismo de control, en 1996 se estableció que el instituto debería tener más atribuciones. La modificación al artículo 41 constitucional reforzó la supuesta autonomía del instituto y la función de la realización de elecciones estatales y federales como facultad única del IFE. Así, un órgano que en otros países sólo se dedica a contar los votos, se convirtió en organismo de control.

José Woldenberg
José Woldenberg

La mano zedillista

Woldenberg, quien fue el único orador en la marcha multitudinaria del pasado domingo 13 de noviembre, fungió como consejero presidente de octubre de 1996 al mismo mes de 2003. Sus antecedentes de luchador de izquierda, doctor en ciencia política por la UNAM y miembro de partidos entonces progresistas, proyectaban una autonomía del poder, pero todo era apariencia.

Uno de sus logros es haber encabezado al INE en la primera alternancia del poder, cuando en el 2000 el panista Vicente Fox ganó la presidencia. Pero al paso del tiempo, esa llamada alternancia ha sido calificada por López Obrador como “gatopartismo”, porque al final el sistema, del que el INE ya formaba una parte fundamental, no cambió en lo más mínimo: sirvió al partido dominante.

La prueba de que Woldenberg jamás buscó la autonomía del órgano electoral, se dio en 2003, cuando dejó el cargo de presidente y dio paso a un alfil de la entonces presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), famosa por su corrupción, Elba Esther Gordillo. Luis Carlos Ugalde es la prueba clara de que el organismo se parcializó a grados nunca vistos hasta entonces.

Las atribuciones del IFE crecieron con la reforma encabezada por el sucesor de Woldenberg y en palabras del periodista Álvaro Delgado, el “empleadillo de la maestra Gordillo, Ugalde, demuestra que el instituto ya había sido tomado por el partido hegemónico. Con 53 nuevas atribuciones y mandatos que nunca han sido realidad, como “asegurar condiciones de equidad en las campañas electorales”.

El 14 de julio de 2005, Ugalde aprobó el registro del Partido Nueva Alianza (Panal), de su jefa, Gordillo, a pesar de las graves irregularidades que la rodearon y el funcionario fue pieza clave en la validación del documentado fraude electoral de 2006, en que Felipe Calderón resultó presidente de México a pesar de las múltiples evidencias de intervención de la iniciativa privada y otros delitos electorales.

La llegada de Lorenzo Córdova a una maquinaria más que aceitada es tema para otro texto. Marcado por el cambio de nombre del instituto de IFE a INE, bautizado así por el panista Gustavo Madero, quien entonces era presidente de ese partido. La actual conformación del consejo en el sistema de cuotas muestra el carácter faccioso del instituto.

INE, con el más poderoso

La convulsa historia del hoy INE demuestra que es un órgano que sirve al partido hegemónico en turno, que en este momento es Morena. Por eso el que no se reforme, incluso perjudicará a la larga a los partidos hoy desposeídos como el PRI y el PAN. El 3 de abril de 2023, cuatro consejeros del INE dejarán sus cargos, entre ellos el presidente Lorenzo Córdova y Ciro Murayama.

Por la actual composición del órgano, supuestamente autónomo, Morena tiene mano para que al menos 3 de esos 4 puestos sean alfiles de su elección. Su total de consejeros podría llegar a 7 de 11 posibles, por lo que al no reformarse un órgano que sirve al partido más poderoso, provocaría que Morena tenga más influencia en el instituto. Así es el sistema.

Además, el no desaparecer los 32 OPLES, o institutos estatales, favorecerá al partido en el poder, pues Morena y sus aliados cuentan con 22 de 32 posibles estados, con toda la maquinaria electoral que eso implica. Los gobernadores han hecho práctica común de tomar los organismos estatales, como el caso del Estado de México, por muchos años en manos del PRI.

De ese modo, podría establecerse que la consigna de que el “INE no se toca”, en realidad resulta en un despropósito para la democracia. Desde su justo origen, el instituto ha servido a intereses de facción y lo que parecen querer evitar es que Morena utilice ese método para controlar el instituto. Sin una reforma, eso tarde o temprano ocurrirá, pues la presencia de Morena sigue aumentando en el país.


El llamado de Woldenberg

Durante su discurso como único orador de la marcha de defensa del INE, José Woldenberg abrazó la narrativa de los partidos de la oposición, PAN, PRI, MC y PRD, en busca de una bandera contra el Gobierno de López Obrador, y en lugar de analizar la reforma propuesta por el Ejecutivo, dijo que buscaba desaparecer al INE. “Buena parte de lo edificado se quiere destruir desde el gobierno”, afirmó.

El articulista de Reforma señaló que Obrador busca desaparecer al INE y los 32 órganos estatales y cree imposible que las elecciones tanto federales como estatales puedan llevarse a cabo por medio de dos órganos (INE y tribunal). Por ello, llamó a las Cámaras del Congreso Federal y a los 32 congresos estatales a que defiendan lo edificado, o sea: oponerse a la Reforma Electoral de AMLO.

Desde luego, no hubo una sola mención a los altos sueldos de los funcionarios, del lesivo costo del instituto que en 2023 será de más de 20 mil millones de pesos, o de los fraudes de 2006, 2012 y la lógica facciosa a favor del PAN del actual instituto.

Encargó como tarea a los presentes en la Plaza de la República, oponerse a un gobierno que busca centralizar y manipular al instituto, pero fiel a su costumbre, tampoco mencionó ninguna evidencia; de hecho, no discutió ninguno de los puntos de la Reforma como se esperaría de un académico. Sólo calificó el gobierno de AMLO como “la seducción por un pasado que en buena hora fue desterrado”.

Lorenzo Córdova Vianello
Lorenzo Córdova Vianello

Algunos escándalos de Córdova

En su discurso, José Woldenberg defendió que el año de culminación de la autonomía del instituto fue en 2014, cuando cambió de IFE a INE y llegó Lorenzo Córdova a su presidencia. Sin embargo, su llegada obedeció al mismo sistema de cuotas del pasado. Según el hoy titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Pablo Gómez, Córdova fue impuesto por Enrique Peña Nieto.

Tal argumento robustece ante la lógica de facción que ha manejado Córdova contra el actual Gobierno Federal, participando en foros en donde le llama populista al régimen, amparándose cuando el Ejecutivo les pidió que se bajaran los sueldos, oponiéndose al establecimiento de las consultas, y asumiendo la misma lógica opositora de los rivales de Obrador, a saber, el grupo Nexos y Letras Libres.

“Quienes están en el poder creen que si controlan al INE evitarán que haya alternancia”, dijo Córdova a El País, entrando de lleno a disputas partidistas y tomando partido, algo que ya señala su marcado tono de facción. Tan sólo en 2021, el INE de Córdova le tumbó dos candidaturas a Morena, una a Félix Salgado Macedonio por Guerrero y otra a Raúl Morón Orozco por Michoacán.

En contrapartida, el instituto permitió los fraudes en el Estado de México en 2017 y muchos otros delitos electorales. Por no presentar sus informes de gastos e ingresos de precampaña retiró las mencionadas candidaturas. Sólo los opositores a Obrador podrían obviar la marcada parcialidad del actual INE, lo que suma más argumentos a una necesaria reforma electoral que ciudadanice al instituto.