Cónclave en la Huasteca: ¿Pero qué necesidad?

Cónclave en la Huasteca: ¿Pero qué necesidad?

Colaboración de Trapiche Digital 

Perfiles de altos vuelos, de peso y talla nacional todos ellos, fogueados en niveles de tomas de decisión del más alto nivel. Bueno, incluso dos de ellos hasta con aspiraciones presidenciables y cuando menos uno, casi casi candidateable. Y que, de haber sido, quién sabe cuál sería la historia.

Por todo ello, la presencia de verlos reunidos en torno a su candidata a la gubernatura, y haber escogido precisamente la huasteca para venir, no precisamente a comer cecina con enchiladas, bocoles y chorizo en vísperas del arranque de campaña, generó desde antes de su llegada una serie de especulaciones e interrogantes que quedan para el análisis conforme avance el proceso electoral.

Las lecturas, el mensaje que se interpreta por ahora en los círculos políticos (y desde luego en la sociedad que cada vez es más participativa y analítica. Baste ver los comentarios realizados en cuantas publicaciones se han hecho sobre el tema en los medios y redes ayer mismo), se inclina en la evidencia de lo obvio: nunca candidato alguno había necesitado que los exgobernadores se dieran cita para perfilar una estrategia, y menos aún en una zona como esta que les ha sido pródiga ya no se diga en votos, sino en triunfos probados surgidos de la Huasteca, como los mismos gobernantes lo han externado hasta el cansancio.

Por eso mismo, ¿había necesidad de un cónclave de este alcance al cuarto para las doce, en un estado con tradición de casi un siglo como bastión priista, una huasteca que por décadas fue baluarte de sometimiento institucional y no siempre retribuida en una justa proporción a los miles de votos que aporta a las campañas de cualquier nivel y que no por nada ha sido escenario de arranque de campañas políticas épicas e históricas?

¿De verdad, con la capacidad política, la autoridad moral y social que cada cual lleva consigo, calcularon bien los riesgos de esta encerrona? ¿No será que al final tengan que replegarse en una tregua a modo y cuidando las formas más elementales para sobrevivir y reponerse para mejores tiempos?

La historia no miente. Allá aquellos que quieran olvidarla convenientemente. Sino habría que recordar:

Echeverría desapareció los poderes y disolvió el Congreso, y López Portillo impuso a Guillermo Rossell contra viento y marea.

De esa negociación, surgió Guadarrama, Efraín Arista Ruiz y José Antonio Zorrilla Pérez.

Los Rojo, sin duda, conocen bien esos pasajes de la historia del estado.

Y si eso pasó cuando todo mundo era priista, quién nos dice que no puede volver a ocurrir algo parecido… Quien olvida la historia, está condenado a repetirla, bueno al menos eso dicen los que saben.

Lo cierto es que el único que ha entendido y dado cátedra de ajedrez en su relación institucional con el gobierno federal, es nada menos que el mandatario estatal. Cosa que sus mismos compañeros le han reconocido. Aunque no a todos acabe de convencerles. No obstante, ahí están sus discursos, sus mensajes, y sería muy temerario que alguien pretendiera a estas alturas llevarle la contraria y empezar a manejar un discurso que suene incongruente con las posturas del primer priista hidalguense.

¿O a caso piensan estas mentes brillantes y consumados operadores de envergadura nacional, que de verdad pueden cambalachar la gubernatura por una Reforma eléctrica. Pero, si así fuera, y ya lo tuvieran todo arreglado con el peso que tienen; entonces, qué necesidad de un cónclave en la Huasteca?