Un habitante de Linchiang capturó una vez a un cervatillo y decidió criarlo. Apenas franqueó el umbral de su casa lo recibieron sus perros relamiéndose y moviendo la cola. El hombre, furioso, los echó, pero la suerte que sus perros reservaban al cervatillo fue un motivo de preocupación para él. Desde entonces, cada día presentaba… Seguir leyendo La ingenuidad del pequeño ciervo