Para bien y para mal, López Obrador ha sido uno de los políticos más importantes de los últimos tiempos. Nadie le puede pichicatear eso al presidente, pero su construcción como líder no se hizo de la noche a la mañana; tardó muchos años en ser lo que fue hasta el 2018 y luego se perdió en la embriaguez de poder.
Nunca asumió la responsabilidad de ser presidente para todos los mexicanos. Le ganó la víscera y ha ido perdiendo su capital político con acciones y obras que hasta la fecha no entregan resultados.
A la par de López Obrador crecieron otros líderes y quitando a Porfirio Muñoz Ledo y el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas ninguno tiene esa estatura. Otros están llamados a ser parte importante de la historia del país como el canciller Marcelo Ebrard y por encima el senador Ricardo Monreal.
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Pero los otros son muy menores y algunos rayan en una patética caricatura de su líder. Quieren ser como López, aspiran a destilar esas ínfulas de superiores morales, pero se quedan cortos. Insisto que para bien o para mal, sólo existe un “mesías tropical”.
Así dentro del Senado, San Lázaro y obviamente los gobernadores quieren mimetizarse con su dueño. Buscan seguir sus pasos, hacen ademanes parecidos, las poses, las acciones y hasta se dan baños de pueblo que en algunos casos no les queda porque son más fifís que algunos derechistas.
Un amigo que se dedica al marketing político de buen nivel, me decía en una charla que los despachos quieren emular los pasos que llevaron a López Obrador a la presidencia. Así vemos a Claudia Sheinbaum comiendo al pie de una carretera, al niño bien de Marcelo Ebrard marchando por las calles, Adán Augusto viajando en Metro y lo que nos falta.
Otros como Luis Miguel Barbosa y Cuauhtémoc Blanco son majaderos con la prensa que los cuestionan en sus conferencias. ¿Si no quieren que se les pregunte para qué las hacen? Esos pasos los siguió recientemente el diputado Mario Llergo en San Lázaro, pero como suele suceder, luego de aventar la piedra esconden la mano y su coordinador Ignacio Mier quiso rectificar la prepotencia de su legislador mandando tortas y papitas que los compañeros reporteros dejaron con mensajes para los morenos: “La fuente no se toca”.
Pero eso es parte del veneno que se inyecta sistemáticamente desde Palacio Nacional como si lo hubieran sacado de algún manual de los dictadorzuelos latinoamericanos. No entienden que ellos no son López Obrador, que sus carreras son cortas y efímeras, muchos de ellos están por el tsunami que representó el presidente pero que no se repetirá. Si no me creen, hay que voltear a ver a los panistas y priistas que nos regalaban episodios parecidos.
Podríamos hacer una revisión de varios personajes que aspiran a la presidencia en 2024, pero no podemos dejar de mencionar al gobernador de Veracruz, que nos da un adelanto del 28 de diciembre en que se conmemora el día de los Santos Inocentes con algunas bromas. Así Cuitláhuac García, una mala copia de AMLO, dice que cuando López se vaya a su rancho, él puede llenar sus zapatos. Falso, le ha quedado grande Veracruz, imaginemos cómo lo haría en todo el país.
Su estado ocupa el tercer lugar en violencia. Tan sólo de enero a septiembre suman 55 feminicidios y al menos 5 masacres que han dejado varios muertos. Hay lugares donde la gente vive con miedo por las ejecuciones; en estos lugares los cárteles de las drogas se pasean impunemente. Qué decir del asesinato de periodistas que suman 8 compañeros fallecidos; ninguno se ha resuelto.
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Dicen que soñar no cuesta nada y eso le pasa al gober de Veracruz que nos adelantó el día de los Santos Inocentes. Nadie le cree, por más que se quiera parecer a su líder, se queda muy lejos y qué bueno… pero mejor ahí la dejamos.
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