Tres instantes inolvidables del cine de Alfonso Cuarón (2 de 3)

En Y Tu Mamá También (2001), en medio de esa euforia de moda por los tríos sexuales en el cine de la época (otra cosa a la que el cine mexicano llegó tarde), hay un final que, a suerte de seña subliminal, nos define la masculinidad del macho mexicano con nuevas luces. Es cuando se les va su españolita Luisa (Maribel Verdú) a Julio (Gael García Bernal) y Tenoch (Diego Luna), que los dos amigos que la compartieron, como meros machos que son durante toda la película, se enfrentan a un posible affair homosexual que no están dispuestos a admitir.

Como si Alfonso Cuarón se hiciera eco de esa idea muy manejada por algunos autores de que tras de los aspavientos del macho mexicano tradicional, no hay otra cosa que inseguridad y auto represión.

Y de nuevo son sus clasemedieros conflictuados, buscando sobrevivir una realidad mexicana que sólo parece existir en el cine de Cuarón, como en Roma (2018). Visiones que se hacen presentes y alcanzan una dignidad notable debido al lenguaje cinematográfico. Son los dilemas de jóvenes que no están dispuestos a romper nada, que sólo quieren ser parte del mismo aparador de carnes frías.

No es ocioso que el narrador de Y Tu Mamá También sea Daniel Giménez Cacho, el pícaro Tomás Tomás de Sólo Con Tu Pareja (1991), comedia romántica más que tópica y hoy rebasada por el tiempo, pero que en su momento parecía hasta revolucionaria para el cine nacional y sería seguida por un cúmulo de bodrios queriendo imitarla.

Sólo con Tu Pareja es donde el realizador aborda las inquietudes de la juventud de la época, con un tiento en el que se ve que aún no desarrollaba su mazo de cartas estilísticas, aunque ya Emmanuel Lubezki nos obsequiaba las muestras de su arte. Aún influida de la sexualidad bautismal, acuciante e idiotizante a la Televisa, quizá no alcanza a sugerir en medio de esa comedia romántica “picante”, para clasemedieros alienados, toda la potencia y frontalidad que sí se vería en Y Tu Mamá También, pero resulta efectiva por lo que vendría.

Cuarón, con su look de la época del Prisionero de Azkabán.
Cuarón, con su look de la época del Prisionero de Azkabán.

Cuarón en la edad de la punzada

Es ese entendimiento de la sensibilidad para los personajes en la edad de la punzada o en estallido y exploración de su sexualidad, dentro de las normas, la que llamó la atención de J.K. Rowling y Steve Kloves, el dúo que amasaba el importante y redituable proyecto de la Warner Bros de llevar a la pantalla los libros de Harry Potter.

Rowling ha declarado en entrevistas que vio Y Tu Mamá También, la cinta que le dio fama internacional a Cuarón, y le pareció una buena forma de que los ahora jóvenes actores de Harry Potter pudieran ser dirigidos con cierta pedagogía de su edad por un director joven, Cuarón, que sabía cómo hablarles y manejar sus ansias en el foro. Alfonso ya a estas alturas era un experto en el “alma adolescente”, al menos para la industria fílmica.

Más Cinefagias, de Jesús Serrano:  Tres instantes inolvidables del cine de Alfonso Cuarón

Cuarón dirigiría un filme que en verdad se separa del resto de las ocho películas de la saga de Harry Potter. Es porque, paralelo a su manejo puntual del cast de adolescentes, creó una suerte de cajita de relojería en donde se las arregló para meter sus propias obsesiones de non-stop motion y cámara en mano, con las largas secuencias que insinúan una sola toma, una estética videoclipera, efectista, pero que le vino muy bien a este episodio tan importante en los posteriores capítulos de la historia de Harry.

El realizador capitalino hasta sugiere una suerte de ingenioso pasar del tiempo cíclico en dos largas secuencias con la cámara, que dotan a la película de una sensación como de levitación, pero que no descuida en ningún momento la etapa que pasan los personajes: los dignifica en ella. Así de bien Cuarón entiende las pulsiones del joven.

Al final, esa saga de películas es muy efectiva en comunicar sus cambios de tono, como cuando en Harry Potter and the Halfblood Prince (Harry Potter y el Misterio del Príncipe, 2009), desde el logotipo de la Warner queda claro que ya la trama cambió y que ésta ya no es sólo una historia de magia para niños (de hecho, nunca lo fue, es una historia sobre la muerte), ahora sí estamos lidiando con temas más profundos y difíciles.

En forma similar, Harry Potter and the Prisoner of Azkaban (Harry Potter y el Prisionero de Askabán, 2004) comienza con una masturbación, al menos figurada e insinuada. Con ese acto, ya el niño atormentado por sobrevivir en la casa de sus tíos, ahora es un adolescente, aunque igual de atormentado. Harry, ese personaje que en la refrescante prosa de Rowling es un niño travieso, divertido, revoltoso y precoz y en las películas un tanto insoportable niño sin amor.

Cuarón fue muy efectivo en leer las sensibilidades en conflicto de un cast actoral de adolescentes. Aquí con Daniel Radcliffe.
Cuarón fue muy efectivo en leer las sensibilidades en conflicto de un cast actoral de adolescentes. Aquí con Daniel Radcliffe.

 

Es Harry practicando sus “encantamientos”: “¡lumos máxima!”, conjura bajo las sábanas, como si los destellos de la varita (las alusiones de Cuarón son exquisitas) fueran también eyaculaciones sobre la sábana, ante la constante vigilancia de su tío Vernon (un espléndido, hoy finado, Richard Griffiths).

Es toda una declaración: maneja que, de aquí en adelante, no estamos ya ante niños, pero lo hace de una forma sutil, elegante. Son los chicos de Howarts enfrentándose a los extraños cambios de la pubertad. A Ron Weasley (Rupert Grint) incluso le chilla horrible la voz, ya en proceso de cambio. Y Hermione (Emma Watson) no es todavía la cancha oficial que millones esperan con ansia, pero pronto lo será.

En la estampa de esa etapa complicada y llena de acné, es más memorable la sutileza de Cuarón y su talento para la mera insinuación, que el posterior manejo pomposo y extremadamente británico que hace Mike Newell en Harry Potter and the Goblet of Fire (Harry Potter y el Cáliz de Fuego, 2005), de los crecientes despertares sexuales de los chicos.

Es infinitamente más natural esa escena en que Hermione Granger (a estas alturas la directora del despertar sexual de muchos púberes de entonces, que seguían cada película para ver su propio florecer como mujer), se enlaza con una naturalidad difícil de describir a Harry por medio del time-turner (giratiempo), revelando en ese entonces, cuando no sabíamos si Hermione y Harry serían pareja, una esencia que sólo puede provenir de la gracia de dos actores adolescentes.

La óptica del autor

Las aportaciones de Cuarón a ese proyecto multimillonario son de notar, porque es como si un autor en todo el sentido de la regla, hubiera tomado la historia para tratarla con sus propias ópticas. Como colocar una torre de reloj, que no estaba en la visión de Howarts de Chris Columbus, director de las dos primeras películas, justo en medio de la famosa escuela de hechicería, tirando por los suelos cierta continuidad mantenida hasta entonces. La torre es de hecho la protagonista de las dos monumentales secuencias que hoy separan Azkaban del resto de las entregas de la saga.

Hoy sabemos que Cuarón no aceptó dirigir la siguiente película porque no estaba seguro de terminar Cáliz de Fuego, cuando ya tenía que estar trabajando en la siguiente. Y Cuarón ya estaba afinando los detalles para la que terminaría siendo su obra maestra a la fecha, Children of Men (Niños del Hombre, 2006).

Cuarón abrió la posibilidad de que un prisma característico iluminara cada año de estancia en Howarts con la visión de un director-creador, antes de que la dupla Rowling-Kloves decidiera que el proyecto, una mina gigantesca de remuneración, no podía esperarlo a que concluyera la visión que tenía planeada para cada una de las películas. Y Cuarón tuvo que pasar a otra cosa.

Posteriormente, David Yates adaptaría de manera competente el material de los tres últimos libros. En ese sentido, el paso de Alfonso Cuarón por la franquicia permanecerá como un atípico (en esta industria de las sagas) acto de creatividad y posibilidades, en que Harry se convertía en vehículo de un cuidado y de verdad “mágico” lenguaje fílmico que las demás películas no pudieron siquiera igualar.

Este tipo de contactos entre Harry y Hermione jamás se generalizó, pero Cuarón fue un maestro en insinuarlo.
Este tipo de contactos entre Harry y Hermione jamás se generalizó, pero Cuarón fue un maestro en insinuarlo.

La próxima semana finaliza los 3 momentos inolvidables del cine de Alfonso Cuarón.

Lanzamiento: 4 de junio de 2004 (México); País de origen: Reino Unido; Idioma: inglés. Director: Alfonso Cuarón. Guion: J.K. Rowling/Steve Kloves. Con: Daniel Radcliffe (Harry Potter), Emma Watson (Hermione Granger), Rupert Grint (Ron Weasley), Gary Oldman (Sirius Black) y David Thewlis (Profesor Lupin).

Duración: 2 horas, 22 minutos.

Tráiler de Harry Potter and the Prisoner of Askaban:

https://www.youtube.com/watch?v=RR1qXWKx_HA

Por Jesús Serrano Aldape

Jesús Serrano Aldape es escritor y periodista, graduado de la UNAM, licenciado en Ciencias de la Comunicación, se tituló con una tesis sobre el Universo Trágico de David Bowie. Le gustan la música, el cine y los videojuegos, el teatro, los deportes y la política, temas de los cuales ha escrito durante 20 años en publicaciones como Trasfondo, Milenio, Replicante, La Mosca en la Pared, entre otras.