The Good Nurse, un filme que no sabe lo que quiere ser

The Good Nurse, un filme que no sabe lo que quiere ser
The Good Nurse, un filme que no sabe lo que quiere ser

Extraviada entre el drama hospitalario de serie de televisión, un falso compromiso con la polémica sobre la eutanasia, y ser un filme con un lenguaje visual rico en significaciones, The Good Nurse (El Ángel de la Muerte, 2022) es una película exactamente como su protagonista de la vida real: sus motivos son una total incógnita y ni Jessica Chastain (Amy Loughren) o Eddie Redmayne (Charlie Cullen) pueden evitar el descarrilamiento de este tren sin dirección.

Y no porque Tobias Lindholm, conocido por los guiones de Another Round (2020) y The Hunt (2012) para Thomas Vinterberg, no haya convertido la trama en imágenes introspectivas capturadas con un cuidado estilo y detalle para dirigir, más bien parece un caso en que el origen de la historia es precisamente el problema; no extraña que el proyecto demorara siete años en culminarse.

The Good Nurse narra la historia de Amy (Chastain), una enfermera de cuidado intensivo que un día recibe a un nuevo colega, Charlie Cullen (Redmayne), que se muestra muy amable y se ofrece a ayudarle con sus difíciles problemas. Amy se irá dando cuenta que Charlie no es el encantador sujeto que proyecta ser.

Basado en el bestseller de Charles Graeber, The Good Nurse: A True Story of Medicine, Madness and Murder, inspirado a su vez en una historia real, y ambientada a comienzos de la década del milenio, The Good Nurse tiene un inicio en verdad aterrador. Lindholm deja que la cámara se acerque poco a poco a Charlie, mientras este atiende un código azul (paro cardio-respiratorio) en un hospital. Como tal, el espectador no tiene idea de qué pasa, pero la música ambient ominosa del noruego Biosphere le dirige las emociones en un toque que quizá perjudica la película, pues revela demasiado de Charlie.

Algunos spoilers a partir de aquí

Lindholm sabe a quiénes está dirigiendo y utiliza múltiples composiciones para colocar a Redmayne y Chastain en el cuadro, como dos fuerzas incontenibles de naturaleza distinta; la dicotomía entre los dos tipos de ángeles, con dos métodos distintos, podría decirse. Pero es donde la cinta se extravía, ya que, en los primeros minutos, Charlie socorre con su auxilio a ancianos enfermos cuyo dolor ya es insoportable.

Ahí, el controversial tema de la eutanasia y la película podrían poner a Charlie como el verdadero “buen enfermero” del título, uno que provee la solución última a personas que ya no tienen más que dolor en esta vida, con lo controversial que podría sonar todo ese tema. Sin embargo, cuando notamos que Cullen también despacha a gente joven, es cuando la película cambia, sin explicar sus motivos, y la trama ingresa a los mismos temas de siempre: el drama detectivesco procedimental constreñido por ser un “caso de la vida real”, acorde al sentido documental del libro de Graeber.

La dirección de Tobias Lindholm nos obsequia imágenes como ésta
La dirección de Tobias Lindholm nos obsequia imágenes como ésta

Pero Netflix parece buscar un flick de suspenso y terror a como dé lugar, y Redmayne es raro y freak, no aterrador, por más que golpee la mesa para efecto dramático (lo hace dos veces). No es un villano al cual temer, sino del cual sentir lástima, por más música ominosa que se escuche en el fondo.

No sólo eso, el guion se vuelve otra muestra más de cómo una inspirada elección de estilo y de imágenes y un estupendo cast actoral, no pueden cargar una película cuya historia es convencional y francamente mala. El guion de Krysty Wilson-Cairns (1917, 2019; Last Night in Soho, El Misterio de Soho, 2021; y la serie Penny Dreadful, 2014-2016), demoniza demasiado rápido a Cullen y la finta con la dicotomía de los ángeles del principio, parece una chapuza a favor de un convencional drama de asesino serial.

“Fuimos esclavos de las convenciones (de ese subgénero de asesinos seriales). Hicimos referencias a otras películas todo el tiempo”, describió Lindholm a Brian Davids de The Hollywood Reporter sobre el proyecto, que comenzó a revisarlo Lindholm cuando dirigía dos episodios de la serie de Netflix, Mindhunter (2017-2019), compartiendo créditos con David Lynch.

Pero la película vale la pena por el lenguaje visual que implementa Lindholm, narrando los acontecimientos con imágenes sencillas pero efectivas y de gran significación. En una escena, Cullen camina por el pasillo y el reflejo en una superficie obsequia tres versiones distintas de él y con las expresiones de Redmayne, el cuadro es de antología.

En otro, una espléndida Chastain conversa en un restaurante con Redmayne, y los cuadros de ambos se intercalan en el duelo actoral; los muestra separados, pero exigiendo una vulnerabilidad y performance de dos actores que ya han estado en el glamoroso olimpo hollywoodense, y que ahora se ven representando a gente muy amolada, con problemas más que comunes, quizá hasta un estudio de caso de lo que ocurre con la industria fílmica en la actualidad.

Austeridad a la Netflix

Hace poco un ejecutivo de HBO lo dijo claro, ante la cancelación de la quinta temporada de Westworld (¡el infierno se los lleve!), porque ésta tenía un prohibitivo costo de mínimo 100 millones de dólares y la audiencia había disminuido notablemente: “La era en que se podía crear cualquier cosa a cualquier precio, ha terminado”. Eso es muy claro en el caso de The Good Nurse, película realizada con presupuesto notablemente limitado.

Es una apuesta interesante que irá tomando forma con el tiempo, con Netflix superando su etapa en que quería hacer el Goodfellas de estos tiempos, cuando le produjo a Martin Scorsese The Irishman, (El Irlandés, 2019), por 159 millones de dólares. Aquí, parece que Netflix prueba ese camino en que más es menos, con historias sencillas, un tratamiento estético, hasta minimalista, y sólo dos titanes de la actuación juntos para variado efecto. El experimento avanza, lo que falló en esta ocasión es nada menos que la adaptación de la novela al cine, la cual parece más apta para un docudrama.

The Good Nurse es una película con momentos de genuino suspense, debido, la mayoría de las veces, a la maestría con la que Lindholm utiliza a sus dos grandes actores principales y juega con las simetrías de sus personalidades y presencias, pero esos tres elementos no pueden salvar una película titubeante que no sabe lo que quiere decir y ni siquiera cuál es su público objetivo.

Eddie Redmayne y Jessica Chastain en uno de los depurados encuadres de Lindholm
Eddie Redmayne y Jessica Chastain en uno de los depurados encuadres de Lindholm

Puedes verla en Netflix.

Lanzamiento: 26 de octubre de 2022 (Estados Unidos); País de origen: Estados Unidos; Idioma: Inglés. Director: Tobias Lindholm; Guion: Charles Graeber (basado en su libro; Con: Eddie Redmayne (Charlie Cullen); Jessica Chastain (Amy Loughren); Nnamdi Asomugha (Danny Baldwin); Noah Emmerich (Tim Braun); Kim Dickens (Linda Garran).

Duración: 2 horas, 1 minuto.

Por Jesús Serrano Aldape

Jesús Serrano Aldape es escritor y periodista, graduado de la UNAM, licenciado en Ciencias de la Comunicación, se tituló con una tesis sobre el Universo Trágico de David Bowie. Le gustan la música, el cine y los videojuegos, el teatro, los deportes y la política, temas de los cuales ha escrito durante 20 años en publicaciones como Trasfondo, Milenio, Replicante, La Mosca en la Pared, entre otras.