Ir por todas las significaciones del rock progresivo en una gran canción, de lleno, sin tener miedo de insultar a la gran Moonchild de King Crimson. Y luego con esa estructura de círculo presente en Marquee Moon de Television, toda esa ambición desbordada, y sin embargo tan bien lograda, en una canción titánica de 12 minutos, que luego de asimilarlos, se nos hacen poco. Con toda la ampulosidad de Richard Dawson como frontman de una banda de rock (le sienta a la perfección al británico).
Es Silphium, contenido en el más reciente álbum de Richard Dawson, con la banda finesa Circle, titulado Henki (Domino Recording, 2021), que empieza a tambor batiente, siguiendo esa estructura en que se combina el heavy metal con el metro medieval, algo muy usual en el rock progresivo y que Dawson se pinta solo para ejecutar con maestría.
Pero ya en repetidas escuchas, se nota que Silphium es hasta didáctica para administrarnos su idea musical.
El tema nos inocula un grama muy especial que será nuestro ciclo, el estribillo sencillo del piano a ritmo de la batería y la guitarra eléctrica ocasional de Richard, que sirve de sostén a su voz, sin salir de la melodía. Es como si la melodía pudiera seguir al infinito, sólo para que interioricemos cada movimiento en su repetición.
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Pero luego esa misma idea de canción que no para, se detiene abruptamente al borde del abismo rumbo el minuto 4. Y abraza un inextricable pasaje justo en medio, en donde todo vestigio de la música anterior se transforma en una suerte de jazz avant-garde, con Richard murmurando en el fondo, mientras los instrumentos van silenciándose, desapareciendo en las penumbras.

Sólo las manifestaciones estentóreas de piano y batería en el fondo, como sugiriendo el comienzo de otras melodías, atonales, perdidas en el limbo que, ahogadas, no alcanzan a nacer. Hasta que sólo se escucha el sonido, un final casi definitivo. ¿La muerte del silfio?
Pero no todo está perdido. Poco a poco se escucha el tambor, que es el que comienza a sugerir armonía otra vez, y el regreso poco a poco del estribillo del piano que es el que seguía Richard con tanta elocuencia y arte. Es la deconstrucción y reconstrucción, quizá el proceso natural del ciclo, en que unas cosas mueren para recomponerse en otras.
Poco a poco los instrumentos vuelven por sus líneas trazadas, como en un nuevo amanecer, hasta que la batería retoma en la intensidad donde se había quedado, esta vez potenciando una fuerza que se escucha distinta, llena de bríos.
Y otra vez, el tinglado de elementos que ya para este entonces interiorizamos, puesto para que Richard regrese a rematar el tema con su voz a todo pulmón, y el piano nuevamente marque ese gimmick que es el equivalente a un punto y aparte en el lenguaje escrito.
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Nos mantiene expectantes y moviéndonos al ritmo ya asimilado. Richard comprende la fuerza de la música y la entrega finalmente al cadalso. De la misma forma en que Dawson quisiera resucitar muchos aspectos de eras antiguas en esta realidad.
Escucha aquí Silphium, de Richard Dawson y Circle:
Un alma botánica

Silphium es uno de los temas de Henki y las canciones se basan en historias sobre plantas, algunas míticas. Silphium no es otra cosa que el silfio, que fue usado en la antigüedad como condimento, perfume, afrodisíaco y medicina.
El historiador griego Heródoto (484 a.C.- 426 a.C.) describe el área de influencia de la planta en el Mediterráneo, donde se comercializó por su peso en oro. “Desde allí comienza el silfio, que desde la isla de Platea se extiende hasta la boca o entrada de la Sirte (ciudad que aún se alza en Libia)”1.
La canción describe cómo una ciudad puede capitular y quedar desierta cuando el sustento de una planta tan importante en que se basa su economía se acaba. El estribillo que precede a la abrupta interrupción de la música es muy dramático: “Cómo nos perdimos / Cargando la carreta de bueyes / Con una medialuna /Llena de nuestras escasas posesiones / Atándolas rápido / Con una madeja de la tienda de mi tío / Y ahora debo despertar a las chicas / Cariños, rápido, al patio”.
La canción parece ser la representación de cómo se trastoca el mundo ante un acontecimiento como la desaparición de una planta considerada milagrosa en toda la zona de la Cirenaica (lo que hoy es Libia, en África).
Y cómo el mundo debe seguir adelante y recuperar la armonía de los instrumentos (desde la oscuridad y la indefinición), luego de presentar los honores a la planta. Escenificado en la forma en que Richard utiliza la voz con desesperación cuando regresa con furor la música luego de prácticamente desaparecer: “cómo nos perdimos / recorriendo el camino /dejando atrás el único hogar que hemos conocido”.
¿Se refiere también a la pandemia de Covid-19 esa abrupta interrupción a la mitad de la canción? Muy probablemente, dada la propensión de Dawson por extrapolar sus historias de eras antiguas a la presente modernidad.
Henki es la palabra finesa para denominar espíritu. Un álbum realizado con maestría que mostrará otras interesantes historias sobre legendarias plantas: la cooksonia (Cooksonia); hiedra (Ivy); silene (Silene); un árbol de palma de más de dos mil años (Methuselah); de la azucena (Lily) y posiblemente la llamada pitcher plant, que tiene forma de odre (Pitcher). Todas ellas historias aparte por deshojar, como una margarita.

Referencias
1.- “Searching for Silphium: An Updated Review”, de Lisa Briggs y Jens Jakobsson, link: https://bit.ly/3Pk0xdM