Los pájaros y Bedouine

Los pájaros y Bedouine

“Y ave, si te retengo tan estrechamente
Ave, si estuviste cálida durante la noche
Te dejaré ir”
Bird/Bedouine

Azniv Korkejian es una compositora e intérprete armenia-estadounidense nacida en Siria, que, en su segundo álbum, Bird Songs of a Killjoy (Spacebomb Records, 2019), continúa su exploración del pop folk de los sesenta, estudiando sus alcances al lado del multiinstrumentista Gus Seyffert, en un disco conceptual que tiene a los pájaros y distintas significaciones de ellos como hilos conductores.

Bird Songs of a Killjoy no es su álbum más reciente, ese lugar pertenece a Waysides, aparecido el 22 de octubre de 2021, que en realidad no contiene temas nuevos de Bedouine, ella sólo consultó su baúl de tomas inconclusas para sacar algo de material rápido al mercado y no perder el momento que estaba viviendo con su disco, por lo que aún se espera nuevo material, que represente la continuación de sus exploraciones presentes en su joya de 2019.

Y es que el estilo de la artista fue muy bien recibido por críticos y escuchas. Con sólo la guitarra acústica y su voz, puede lograr una comunión irreal entre lo moderno y lo sofisticado, y el lirismo y belleza de compositoras de los sesenta muy ala Joan Baez, está más que presente en canciones de fácil asimilación, pero profundidad filosófica y sonora.

El tono de reflexión empleado por Korkejian sienta bien a las canciones, que giran alrededor de sus sencillos círculos de guitarra y las ingeniosas y cuidadas ambientaciones y tinglados musicales ambientales que pone Seyffert a su disposición. Los dramáticos arreglos de Seyffert le otorga potencia a la sencillez nata de Azniv.

Un inteligente uso de los elementos para evocar viajes de descubrimiento que crean en el escucha nostalgia por una era ya ida (la de los sempiternos jefes hippies de los sesenta), pero también un confort sónico que trasciende épocas.

De las 12 piezas, hay un díptico justo en el corazón de Bird Songs of a Killjoy que domina, muestra los alcances del dúo Korkejian-Seyffert para crear significaciones y lleva al álbum completo al nivel de revelación.

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Bird y Bird Gone Wild son canciones que se suceden, la primera relata una escena maternal con la voz de Korkejian y las flautas, arregladas con una sincronía perfecta por Seyffert, dándole al tema una cualidad sónica propia de las aves representadas por los instrumentos de aire. La segunda relata la vida difícil del ave cuando ésta ya ha abandonado el nido y se ha enfrentado por fin a la vida.

Bedouine y su compañero de elucubraciones, Gus Seyffert 
Bedouine y su compañero de elucubraciones, Gus Seyffert

Es la idea de la concepción, del nacimiento, la que hace muy plena a Bird, que al final, por medio de un piano y un violonchelo, pondrá en movimiento la idea de la siguiente canción, Bird Gone Wild, como si de su hijo se tratara. Una analogía que puede servir para comprender esta peculiar unión: es como si Bird fuera un bebé en brazos de su madre y en Bird Gone Wild esa criatura ya creció y se enfrenta a los sinsabores de la vida.

Bien marcada está esa auténtica evolución, hasta en la enunciación del ave en desarrollo de la primera canción, que se convierte en un ave que “se vuelve loca dentro de una jaula”, con un puente instrumental para unir ambos estadios de tiempo en un solo díptico.

Así, ella, canta equiparando su voz a una pequeña canción de cuna, de tal modo que relata sobre un hecho concreto, que es mantener a su cuidado a un pequeño pájaro, hasta que le crezcan las alas, pero establece una relación con la idea de maternidad simbólica, que no deja de ser maternidad y punto.

“Te liberaré para que cantes”, canta Azniv, mientras las flautas toman protagonismo especial, porque describen el mundo en el que le tocará vivir al pajarito cuando por fin abandone el nido, de tal modo que la música de Bird lleva consigo el sentimiento de alegría por lo inesperado para el ave, un mundo que se abrirá ante ella con sus infinitas posibilidades, pero de melancolía para la madre, que se quedará triste cuando su hijo o hija abandone el nido por medio de sus alas.

El videoclip del enternecedor Bird:

La portada de Bird Songs of a Killjoy  
La portada de Bird Songs of a Killjoy

Abandonando el nido

Mientras el primer tema se afinca en las flautas, el segundo hace lo propio con el violonchelo, llevando la idea de las aves a las relaciones humanas, como si la calma del inicio de la vida en Bird diera paso a la complejidad de la existencia de esta segunda canción, el enlace entre ambos temas es un dechado de maestría que no deber perderse.

Azniv canta el coro con especial sentimiento: “No me decepciones, doy vueltas en la jaula como un ave vuelta loca”, pidiendo quizá la ayuda del ser amado (probablemente la madre), ante la vida que le está dando una épica paliza.

Es el terciopelo y calma que oculta debajo una situación tormentosa, digna de la inmigrante que se siente ajena, de la artista itinerante buscando su hogar y la idea del álbum, donde las aves son utilizadas para establecer tanto estados de ánimo como etapas de vida.

Muy similar al trabajo de Kate Bush en Aerial (2005), en donde en el clímax se da la metamorfosis de Bush en un ave; o Laura Marling, con su Once I Was an Eagle (2013), que similar a Bodouine, crea un círculo de canciones basadas en la guitarra acústica o la extraordinaria Julia Holter, con su gran disco Aviary (2018), que establece que el mundo moderno es una suerte de aviario, cual torre de Babel, donde nadie se puede ya entender; sí, en todos los casos, las aves como supremas dispensadoras de filosofías de vida.

Bird y Bird Gone Wild son muestras de la capacidad de composición de Azniv Korkejian y no hacen más que cimentar el disco y anhelar nuevo material discográfico de Bedouine. Entre tanto, el escucha puede deleitarse con su más reciente disco de tomas alternas, Waysides, como lo que en realidad es, un tentempié para aguantar la espera.

Y aquí la segunda parte del díptico, Bird Gone Wild:

 

Por Jesús Serrano Aldape

Jesús Serrano Aldape es escritor y periodista, graduado de la UNAM, licenciado en Ciencias de la Comunicación, se tituló con una tesis sobre el Universo Trágico de David Bowie. Le gustan la música, el cine y los videojuegos, el teatro, los deportes y la política, temas de los cuales ha escrito durante 20 años en publicaciones como Trasfondo, Milenio, Replicante, La Mosca en la Pared, entre otras.