La sutil reinvención de The War On Drugs

The War On Drugs, I Don’t Live Here Anymore, A Deeper Understanding, Adam Granduciel, Granduciel, Shawn Everett, Robbie Bennett, David Hartley, Charlie Hall, Jon Natchez, Anthony LaMarca,

En su quinta obra de larga duración, I Don’t Live Here Anymore (Atlantic, 2021), la banda de rock de Filadelfia, The War On Drugs, en lugar de echarse al vacío en busca de una obra experimental, toma aire y entrega una calmada introspección de la mano de los sonidos más gratos que ha concebido el sexteto.

Luego de lograr el Grammy al Mejor Álbum de Rock en 2018, por A Deeper Understanding (Atlantic, 2017) y con ello ganarse la exagerada atención de la industria musical, The War On Drugs hace un alto en el camino y nos explicita que no importa lo que pase, el camino por delante será emocionante.

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Adam Granduciel, el líder de The War On Drugs, y Shawn Everett, el productor de cabecera, tuvieron hijos durante la grabación del disco y ambos admiten que eso influyó en ese mayor optimismo que se palpa en los 10 cortes del álbum.

Un ejemplo de esa nueva espontaneidad es que la portada surgió cuando Granduciel subió a Dropbox una foto de él sonriendo mientras caminaba al estudio con su guitarra y su café.

Sus compañeros David Hartley (bajo), Robbie Bennett (teclados, piano), Charlie Hall (batería), Jon Natchez (saxofón) y Anthony LaMarca (guitarra) la eligieron como una foto ideal para la cubierta. Aunque Adam quitó su cara, pues no le gusta sonreír en las fotos. 

La portada del disco:

The War On Drugs, I Don’t Live Here Anymore, A Deeper Understanding, Adam Granduciel, Granduciel,  Shawn Everett, Robbie Bennett, David Hartley, Charlie Hall, Jon Natchez, Anthony LaMarca,

Las canciones en el álbum canalizan los estilos de artistas como Bruce Springsteen (no es casual que Granduciel le puso Bruce a su bebé), Foreigner, R.E.M., Talk Talk, e incluso por momentos Def Leppard y su hard rock acompasado.

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La banda The War On Drugs no ha ocultado nunca su respeto por el rock clásico. Al respecto, el vocalista comentó a Sam Sodomsky de Pitchfork.com:

“Obviamente no puedes hacer de tu objetivo de vida ser como Mick Jagger, pero puedes aprender mucho de él en una conversación de siete minutos”.

Adam Granduciel

Estar recluido en su casa, cuidando de no despertar a su hijo, también le dio una cierta indulgencia al proceso creativo de Adam, que suele ser mucho más obsesivo, y como resultado, ahora la música vuela con esa misma esencia directa pero no tan rebuscada de las obras pasadas.

Por eso, este quinto álbum tiene una especial respuesta a propios y extraños que colocan demasiada responsabilidad en una sencilla banda de rock con tintes de Americana y unos cuantos recursos estilísticos provenientes de la vanguardia alemana de los setenta.

Y tienen la valentía de decirle a sus escuchas que primero que nada está su integridad creativa y nadie puede presionarlos para ser algo que no quieren ser, un caso raro, como se puede ver.

El cambio inminente

Pero decir que I Don’t Live Here Anymore es complaciente, es un despropósito; en el resumen de las cosas es introspección, nada menos. De tal modo que guiados por la música más optimista y amigable que han creado, The War On Drugs parece decirnos en ese acto: “ni lo intenten, si pensaban que nos conocían”; que como artistas ya están en otro lugar, uno de cambio, de renovación constante; pero dejan claro en la práctica que la creatividad y la idea musical los siguen acompañando.

Al mismo tiempo sugieren en el propio trance musical, que la banda ha patentado, (su propia singular versión del kosmische, o viaje cósmico de las bandas alemanas como Kraftwerk), una suerte de continuum o movimiento que, en su progresión e idea sonora, también sugiere los temas optimistas, de cambio y evolución, presentes en toda la obra.

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Para Granduciel es una oportunidad de convertirse en un mejor letrista, una pista de exploración para mejorar como cantante y experimentar cómo debe ser usada la voz en las composiciones para un mayor efecto. “Las armonías son algo que nunca realmente abracé hasta este disco”, dijo a Sodomsky. 

Con canciones para corearse, auténticos dulces, como la abridora Living Proof, con su piano permanente; o como la que le da nombre al disco, donde los coros femeninos de la banda Lucius le dan un relieve de sencillo millonario y de rock de estadio a la composición. 

El video oficial de la placentera I Don’t Live Here Anymore:

Y a Adam le fascinó que a su mismo hijo pequeño le gustara un corte del disco como Harmonia’s Dream, cuando se lo puso en el auto y vio su sonrisa y movimientos a través del espejo retrovisor.

El video oficial de la hermosa Harmonia’s Dream:

Pasar tiempo con su familia en esta etapa de tranquilidad le inspiró bastante. Su padre tiene 90 años y es un ferviente seguidor de la banda y los ha acompañado a varias giras. Adam tiene una canción que alude a su padre en el disco Rings Around My Father’s Eyes, que deja con un buen sabor de boca, justo antes de empezar la despedida con la cálida Occasional Rain, que fiel al nuevo y tal vez temporal estadio de atemperación de la banda, fue compuesta sin mayores complicaciones.

Y el futuro de The War On Drugs será emocionante…

Pero en mi opinión es el track Victim donde vemos el discurso de la banda en su máxima expresión. Victim empieza con los sintetizadores enfrascados en un loop similar al comienzo de aquella canción de Peter Gabriel que era gancho absoluto: In Your Eyes. Y luego Granduciel canta en medio de un efecto de distorsión que también parece un homenaje a ese artista británico.

El audio oficial de la brillante Victim:

Todo en Victim dibuja el estilo musical que TWOD ha hecho suyo: con esa meditación inicial, pausada, que establece claves musicales que se irán potenciando conforme avance el corte. Cariño, soy una víctima de mis propios deseos, canta con angustia creciente Granduciel.

Una vez se hayan expresado los detalles de la canción, esta meterá una tercera marcha subiéndose al motorik heredado del krautrock de Neu!, que ya han instaurado como su rúbrica, su particular versión de ese metódico escape. 

Con un excitante viaje de sintetizadores y en el momento en que la definición de la identidad es ambigua y el cantante refleja la tensión en su voz, la guitarra eléctrica procesada da unos violentos bandazos, uniéndose al depurado crescendo de la banda en su búsqueda de ese trance definitorio (kosmische) que tanto los ha ponderado en la moderna creatividad musical.

Y Granduciel preguntándose con euforia y extravío: who are you? (¿quién eres tú?), con un trance sónico surcado por una harmónica y un final contundente.  

Victim es un viaje sugerente y lleno de inventiva que nos dice que no importando si su líder sabe quién es o a dónde va en estos momentos, su banda intentará que el viaje que nos queda con ellos sea algo excitante.

Por Jesús Serrano Aldape

Jesús Serrano Aldape es escritor y periodista, graduado de la UNAM, licenciado en Ciencias de la Comunicación, se tituló con una tesis sobre el Universo Trágico de David Bowie. Le gustan la música, el cine y los videojuegos, el teatro, los deportes y la política, temas de los cuales ha escrito durante 20 años en publicaciones como Trasfondo, Milenio, Replicante, La Mosca en la Pared, entre otras.