Sólo caer te da alas como estas
El último guiño del sol poniente significa
Que puedo verte más tarde
Six Words / Elbow
Inicia con la voz de Guy Garvey y el teclado tocado por Craig Potter imitando una de esas cajitas musicales en repetición, siguiendo los fraseos del cantante y acompañando ese confort que Garvey quiere que te invada cuando escuches el noveno disco de su banda, Elbow, Flying Dream 1 (2021). Con esa casi reclusión de la voz, en que la misma melodía se repite en el fondo, como si sólo estuviera dándole cuerda a la cajita otra vez. Y Garvey sigue con su introducción.
Pero está en confinamiento y ni el anhelante deseo de estar fuera lo completa. Garvey, próximo a los 49 años, ya tiene un oído entrenado para la sugerencia de las historias que pueblan su cabeza. Una entrevista con él siempre es un acto de generosidad intelectual con el entrevistador y la audiencia. Por eso puede decirse que el fino escritor también describe la soledad interior en la que se encontraba antes de conocer a su esposa y luego de tener a su pequeño Jack, hoy de unos cinco años.
Por eso es notable la idea musical de Six Words, (Seis Palabras), que parece que no es más que el soliloquio interior de Garvey en una reflexión y la melodía, tan encantadora como parece, sólo se estrella cada vez en una repetición. Garvey necesita a otros para sentir que respira. Es hasta que están otra vez los otros, que el tema, entregado a su naturaleza cíclica, en verdad despega, porque se le van uniendo poco a poco más miembros y amigos de la banda. Es una idea musical sutil, pero muy efectiva, desde ese punto de vista.
Sólo cuando el resto de la banda se le une y parece que cantan abrazados con los tarros en la mano, tenemos la sensación de que todo estará bien. Cuando entra el bajo de Pete Turner, la ensoñación, bella, pero inconsecuente, se transforma en canción, un instante que muestra la maestría que Garvey y compañía ya tienen para utilizar la música a su favor.

No sólo el aire por fin entra de nuevo, con la ternura descrita por el elenco, el saxofón de Sarah Field, los teclados en repetición de la melodía de la cajita musical que toca Craig Potter y los coros de Wilson Atie, Adeleye Omotayo y Marit Rokeberg, del London Contemporary Voices.
Tú trajiste mi mano al corazón
Tú arrojaste mis planes al viento
Tú me escribiste un mejor papel
Justo a tiempo para dar cuerda a los relojes hasta el comienzo
Canta Garvey, y el coro de voces lo sigue, lo acompaña por fin, cada vez en una armonía más completa, donde la monotonía de la melodía inicial se completa sólo por la participación de todos los demás. Y Guy Garvey se puede estar refiriendo a su esposa Rachael Riggs, o a su pequeño hijo Jack, o a todo lo que no estaba antes y que ahora lo define en formas distintas y que jamás imaginó.
Soy parte de todo otra vez
Mira quién me ama
Mira quién me ama, lo sé
Conozco la vista desde arriba en la cima del mundo
Ahora conozco tu alma de pájaro cantor
Y la melodía cede al coro otra vez, con sutiles intervenciones de Potter. Garvey recomienza el hermoso verso otra vez, en donde las palabras por fin ya son una canción llena de esperanza en el futuro y no sólo un pensamiento congelado y repetido en su interior.
Escucha aquí Six Words de Elbow:
La apacible nostalgia
Flying Dream 1 es el cuarto álbum de Elbow en siete años, luego de The Take Off And Landing of Everything (2014); Little Fictions (2017) y Giants Of All Sizes (2019). Fue grabado en el Theatre Royal Brighton en Sussex, Inglaterra, donde la banda ya se presentó con todo el material ensayado y ahí lo interpretaron. La sensación del espacio del teatro se expresa grandemente en la música.
Está compuesto por 10 temas que giran en torno a ese sentimiento del recuerdo nostálgico y la angustia de los confinamientos por la pandemia que de alguna forma lo inspiraron. Parece una relación muy obvia, después de todo, Elbow se encontraba de gira de su anterior trabajo discográfico y fue obligado a interrumpir su itinerario y recluirse. Separados, Garvey, que confecciona las letras y música, pensó el álbum como un viaje a la nostalgia de su niñez.
“En este disco miro el mundo a través de los ojos de un niño de tres o cuatro años”, dijo Guy Garvey en entrevista de Tom Lanham para pastemagazine.com (22/11/2021). Fue un encierro productivo para Garvey, que también ha escrito música incidental para tres series británicas: Life, Trying y Giving Up.
Flying Dream 1 presta homenaje, desde su portada, al vecindario de Bury, en Gran Manchester, en que Garvey y los miembros de la banda crecieron. Los dos niños pugilistas de la portada son Mark y Craig Potter, guitarrista y bajista de la banda, respectivamente, y el resto del arte del disco incluye alusiones visuales que sólo van a entender los nacidos en la región.
Es el disco más deliberadamente apocado y apacible de la agrupación. Se palpa la placidez de la añoranza en canciones que parecen como ensoñaciones. El concepto adecuado sería: daydreamin’ (soñar despierto) y la voz tierna y suave de Garvey es perfecta para profundizar en esas sensaciones. “Tú eres el único camino que conozco, somos tú y yo, juntos”, canta Garvey con afectación en The Only Road.

“Nunca cesas tus vagabundeos hasta que regresas a tu hogar y conoces el lugar por primera vez”, dice Garvey, en idea que parece explicar mucho de la atmósfera del disco, de una personalidad como la de Guy, que rutinariamente revisa los diarios que escribió cuando tenía 16 años y trata de analizar qué cosas de esa persona todavía permanecer en él.
Algunos temas del disco fueron inspirados por el deceso de su suegra, Diana Rigg, célebre actriz británica, con la que Guy y su esposa Rachael pasaron sus últimos seis meses, cuando esta agonizaba por causa del cáncer.
Diana Rigg es muy recordada por su papel de Emma Peel en la serie británica de los sesenta The Avengers, que en 1998 tuvo su versión fílmica con Ralph Fiennes y Uma Thurman. Otra canción, The Selfdom Seen Kid, está dedicada a Bryan Glancy, un viejo amigo de Garvey fallecido en 2006, que vino a su mente a través de un sueño, imaginando que, si Bryan hubiera conocido a su hoy esposa, quizá él hoy no tuviera esposa.
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El tipo era tan encantador y afín al talante inquieto de Rachael, que deduce que él no hubiera tenido posibilidad con ella. El disco lidia con ese tipo de fantasmas, como una necesidad de detener el mundo para analizarlo y volverse a subir a él sin demoras. Y a ese confort extraño ayuda la voz suave de Garvey y sus líricas, poéticas y comentadas a nosotros como en un susurro.
Link al programa de Guy, en la BBC, donde el artista pone su música favorita todos los domingos: