El futuro y la socialdemocracia

Los poderes de facto y la democracia

La política es la propuesta de cómo vivir colectivamente. Sugiere cómo relacionarnos, busca encontrar un marco de principios comunes y, en consecuencia, reglamenta la convivencia. Las corrientes del pensamiento político son muchas y un lugar destacado lo ha tenido la socialdemocracia.

Si revisamos los índices de desarrollo humano, de especial manera los que son ajustados por desigualdad, encontraremos que los primeros lugares tienen como denominador común haber sido gobernados por la socialdemocracia o los laboristas, con una presencia firme en la construcción de sus políticas públicas.

Lo que distingue a la socialdemocracia es su proyecto de solidaridad, profundizando la democracia, en donde los procesos electorales son esenciales, pero no son el único sentido. La democracia tiene que ver con la inclusión social, económica y política.

Los precios son democráticos cuando son accesibles al común de los consumidores; las leyes son democráticas cuando reconocen los derechos y establecen las obligaciones universalmente, con el mayor consenso posible. Salvo la infancia, cuyas responsabilidades están pospuestas.

La democracia germina en donde hay equilibrios integrales, sin poderes desbordados porque los poderes de facto están regulados por los poderes electos y hay respeto por el derecho de vivir con identidad particular.

La solidaridad socialdemócrata es un círculo virtuoso en donde quienes están en la edad más productiva apoyan a la infancia y a los adultos mayores, en el entendimiento de que ellos fueron apoyados en su infancia y lo serán cuando sean adultos mayores.

La solidaridad socialdemócrata no es la filantropía que pregonan conservadores y liberales; no es la piedad que ejercen particulares ostentosos hacia sectores precarios a través de organismos no gubernamentales, es el derecho de todos y todas a tener salud, educación, certidumbre económica y seguridad jurídica como garantía que ofrece el Estado democrático.

La Internacional Socialista, que agrupó partidos socialistas, socialdemócratas y laboristas, tiene como antecedente la Segunda Internacional, que nació en 1889 como una organización de los trabajadores y se fue transformando hasta que en 1951 se abrió a otros sectores que compartan principios aquí expresados.

Pero con la presión ejercida por el neoliberalismo, permitió en su seno partidos alejados de sus principios. Basta dar como ejemplo que el PRI, en pleno auge de privatizaciones y en su momento más neoliberal, entró a ser parte de la Internacional Socialista.

De pronto la “nueva izquierda” tuvo los mismos rasgos que la vieja derecha y lo que manejaron como la tercera vía, corrió paralelamente por la vía de los intereses del capital.

Ante tanta incongruencia se origina una división y aparece la Alianza Progresista, en donde se organizan socialdemócratas, laboristas y hasta un sector del Parido Demócrata de Estados Unidos, con la intención de retomar los valores políticos que llevaron a los gobiernos identificados con los principios aquí mencionados a ser consecuentes con lo que predican.

Pero las incoherencias siguen, los partidos políticos mexicanos incorporados a la Alianza progresista son el PRD y Movimiento Ciudadano.

Por estas fechas hay un evento titulado “El futuro es socialdemócrata” y el partido anfitrión es Movimiento Ciudadano, que nunca ha tenido una elección interna en donde compitan dos candidatos por presidirlo, en donde los candidatos a cargo de elección popular no son sometidos a una elección de los afiliados, y en el que la presidencia repetidamente es ejercida por Dante Delgado o por quien él elige.

Movimiento Ciudadano ha tenido tres gobernadores: Gabino Cue en Oaxaca, quien lo primero que hizo fue formar un gabinete sin afiliados de Movimiento Ciudadano; el actual gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, y Samuel Garcia de Nuevo León.

Ha tenido la presidencia de varias alcaldías, las cuales normalmente pierde al siguiente periodo, con una estrategia que le permite rebasar el 3 % que la ley exige para rebasar la valla electoral, postular personajes que ya fueron funcionarios y que ya no fueron propuestos por su partido.

Su candidato fue Andrés Manuel López Obrador para jefe de gobierno en el 2000 y para la presidencia en el 2006 y ahora es su adversario político. No veo que su vida interna sea socialdemócrata ni su estilo de gobernar.

Pero no voy a describir a MC como el antagonista histórico de México, porque no es muy distinto al resto de los partidos que aparecen en la boleta electoral, sólo pretende ser más pragmático en su ánimo de conservar el registro.

La socialdemocracia ha sido atractiva para varios partidos políticos en México, por presentarse como una propuesta tímida que no polariza; sin embargo, estamos polarizados.

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No ha surgido uno que tenga prácticas democráticas, en el que sus afiliados sean actores en la construcción de la vida pública; suelen ser clientelas de caudillos y el problema es que, si la imagen que reflejan Movimiento Ciudadano y el PRD es entendida como socialdemocracia, nos perderemos de toda la riqueza que hay en sus conceptos.

Por René Cervera G.

*Analista político, compositor y representante del Partido Humanista en el IECM. Es autor de los libros Entre el puño y la Rosa (visión de la socialdemocracia), La democracia es una fiesta, Antojos literarios y El sentimiento que nos une.