En el mundo de Buddy (Jude Hill), un niño de nueve años, su madre (Caitriona Balfe) es una súper modelo que se ve sexy, incluso cuando pela papas o quiere romperle platos a su esposo en la cabeza. Su padre (Jamie Dornan) reluce como ícono de películas de la era dorada de Hollywood, a la Gary Cooper, e incluso canta junto a su madre como dúo, un mensaje de unión a prueba de cualquier reto.
Y hacia cualquier lugar que se vea, incluso las tomas de una ciudad dividida por barricadas que se ve ordenada y bonita, se puede escuchar una canción idealista de Van Morrison en el aire. Y la familia de Buddy pretende dejar Belfast, para mudarse a Inglaterra, sí, con ese acento suyo, que en el mundo del niño no será visto como signo de un ciudadano de segunda clase por muchos británicos, y van a un mejor futuro, donde tendrán hasta una casa con jardín (já).
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El conflicto entre irlandeses católicos y protestantes que dio lugar a las revueltas de finales de los sesenta en Irlanda del Norte, y su lado más escabroso, es dejado fuera de la historia de Belfast, porque al final es la visión de un niño, y ese niño es el director Kenneth Branagh, fascinado por la cultura mediática, antes de caer rendido por El Bardo, William Shakespeare, y que todo se convirtiera en escenarios llenos de muertos y ríos de sangre. Según su biografía, el director mismo se mudó con su familia de Belfast a Leeds, Inglaterra, cuando sólo tenía nueve años.
Incluso hay una escena en que el encantador chavito ve absorto un comic de Thor, y es un giño de ojo, porque el director Branagh dirigió en 2011 una adaptación al personaje de las tiras cómicas, que es considerada de las más malitas del MCU (Universo Cinematográfico de Marvel, en inglés), por cierto.
Es un edén en que su hermano mayor, Will, (Lewis McAskie) parece papel tapiz y sus padres lo consideran como un extra en casi todas las escenas. Donde las arrugas de su abuela (una sobre maquillada Judi Dench) la hacen más vieja que su abuelo (Ciarán Hinds), que es el que menos acento irlandés tiene de todos, y en donde los miembros de su barrio tienen dos o tres líneas escritas para desarmarnos y arrancarnos una sonrisa y mostrarnos que son una gran familia.
Y es como una obra de Broadway, en que en la ciudad se mantiene orden y organización aún a pesar de los disturbios. ¿Nos quiere decir el director que ante una ciudad dividida en barricadas no se afearían las paredes, no comenzarían a verse escenas trágicas por doquier, excrementos en las calles? Pero de nuevo, la versión prístina de los ojos de un niño para evitar esas cuestiones.
Belfast, así, es una oda a la idea de Inglaterra (¿qué otra cosa podría esperarse de Branagh, que ha adaptado nada menos que seis obras de Shakespeare y que utiliza con orgullo el título de Sir, caballero del Imperio Británico, antes de su nombre?), como Union Jack, (junto a Irlanda y Escocia), evitando el espinoso tema de que aún en pleno 2021, políticos irlandeses seguían considerando una separación de la influencia inglesa como exigencia de gran una parte del electorado, impulsado también por las inercias del Brexit.
¿Omisión es la peor manipulación?
Son los temas que Branagh omite y con el candor infantil de Buddy y la capacidad del director y guionista para trivializar y reducir metatemas políticos y socioculturales, a su mínima expresión, ni hace falta.
Branagh logra entregar una película enaltecedora, divertida, con algunos tintes de drama humano, que nos dejará una sonrisa en el rostro cuando los créditos aparezcan en la pantalla, porque nos meten y nos sacan de un edén infantil en el que la violencia está proscrita.
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Violencia que, como dice Donald Clarke, del Irish Timesk (https://bit.ly/3LzE8GU), escenifica sus disturbios, “como números musicales de baile en la edad dorada de los musicales”. Y es que el periodo del que habla la película sólo duró cinco días, pero fue el inicio de una dolorosa etapa de treinta años conocido como The Troubles (Los Problemas).
Branagh reduce todo el conflicto a una disputa entre católicos y protestantes, pero la historia cuenta una versión distinta. Diferencias políticas que dividen Irlanda en independientes (que también son católicos) y Unionistas, que creen que Irlanda debe estar unida a Inglaterra (y son protestantes). En 30 años, el conflicto ha causado miles de muertos que finalizaron el 10 de abril de 1998, cuando se estableció una forma de gobierno para el Norte de Irlanda.
Lo que vemos en la película es una más que conveniente y manipuladora relación de la historia nacional irlandesa, que abre con imágenes a color que muestran una ciudad de Belfast en esta época, pujante, con hermosas tomas aéreas; un puerto mercante de primer mundo.
Antes de que la cámara descienda y las escenas en blanco y negro nos lleven al lejano 1969, una época en que… más o menos así va el discurso del filme: ‘como irlandeses, tuvimos unos problemillas, que terminaron resolviéndose, eh, sino no tendríamos la pujanza y prosperidad de las escenas del principio, que quede claro, eh, muy clarito’.
Y es que es la mirada inocente de un niño, que como dijimos al principio, ve a los líderes de la facción de la resistencia nacionalista irlandesa, como pandilleritos de poca monta que quieren dividir de la forma más villanesca y disneylandiana posible.
Tantos temas que Branagh ni siquiera osa abordar, porque respeta la mirada del niño que sólo quiere agradarle a la niña de su clase (que es católica) y escuchar a sus abuelos pelearse amistosamente.Y el color sensiblero de algunas escenas, que sólo aparece cuando están viendo algún producto de la cultura popular en el cine, como un desliz en que el director nos cierra el ojo y nos confiesa que quizá de la entrepierna de Raquel Welch provienen los primeros rasgos de su inspiración. O como cuando el color se ve reflejado en los lentes de su abuela, sobre impuesto en el blanco y negro. Manipulación sensorial para seducir a viejitos de la Academia.
Belfast es una película de chantaje sentimental, realizada para ganar premios Oscar. Fue nominada a seis categorías, incluyendo mejor Guion Original, Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor y Actriz de reparto, de los cuales sólo triunfó como Mejor Guion y cumplirá su cometido de entretener y hacernos la vida más ligera por menos de dos horas (dos horas hubiera sido un suplicio).
La sugerencia es que luego de verla, el cinéfilo busque fuentes confiables para saber lo que Branagh omite, que está muy lejos de ser la mirada idealista de un niño unionista que creció para idolatrar lo británico y se arrodilla ante una reina, como es don Kenneth.
Dónde ver Belfast
Belfast aún se exhibe en algunos cines de la República Mexicana y pronto pasará a servicios de streaming.
Lanzamiento: 12 de noviembre de 2021 (Estados Unidos). País de origen: Reino Unido: Idioma: Inglés. Director: Kenneth Branagh. Con: Jude Hill (Buddy); Caitriona Balfe (Má); Jamie Dornan (Pá); Judi Dench (Abuela); Ciarán Hinds (Abuelo). Duración: 1 hora, 38 minutos.