Alito, Zambrano y Marko, todos muy parecidos

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Aquí se lo dije: como están las cosas en los partidos de oposición, no tienen nada qué hacer para las elecciones del Estado de México y Coahuila que se llevarán a cabo el próximo año.

De no dar un giro de timón, tampoco tendrán oportunidad en aquello de la presidencial de 2024, porque López Obrador, que no Morena, va a seguir jugando con ellos, contrastando la corrupción del pasado con la del presente. Los va a perseguir con la UIF o con FGR, como en el pasado lo hizo Enrique Peña Nieto con Ricardo Anaya para quitárselo a López de la contienda de 2018. Van a ir por el que asome la cabeza por una simple razón: todos tienen cola que les pisen.

La anterior columna de Arturo Suárez: Simplemente no han podido

A la oposición no le queda más que seguir mintiendo con los números, ver cosas positivas luego de haber perdido cuatro de las seis gubernaturas que estaban en juego. Por eso el presidente López Obrador hasta se burla de ellos pidiendo que los dirigentes opositores, Marko Cortés y Alito Moreno, permanezcan en sus funciones hasta el 2024 y sigan promoviendo a su movimiento.

Ninguno de los dos tiene los arreos para enfrentarse al inquilino de Palacio Nacional, que al final será quien designe al candidato de Morena. Las encuestas y los procesos internos sólo serán una pantomima para mostrar que son “demócratas” en medio del poder unívoco. Pero cuidado porque el Pejelagarto se va a entrometer hasta en los aliancistas.

Al tal “Alito” ya le pidieron el cargo por los resultados. El asunto es: ¿con qué autoridad? Si los solicitantes son los perdedores desde el 2000 cuando el voto popular los sacó de Los Pinos, colocando a Vicente Fox. Así que la debacle del PRI se construyó por lo menos hace 22 años.

Mientras que con los azules el daño ocasionado por Ricardo Anaya y Margarita Zavala en el 2018, cuando se disputaron la candidatura y se impuso Anaya, todavía no ha sanado. Igual que en la casa de enfrente, parece que no tienen liderazgos y los que despuntan son incipientes, no les alcanza; con todo y eso llevarán mano para imponer a su gente a la hora de escoger candidatos de la alianza.

A Marko Cortés le está pasando algo similar que a Alito Moreno Cárdenas. Hay voces que no se tragan aquello de que van por buen camino; se tragan la derrota como es, una derrota. Entre ellos el senador Gustavo Madero, quien hizo la propuesta de hacer reflexión en torno al papel de Acción Nacional y hasta se habla de pedir la renuncia de Cortés Mendoza como lo solicitó Martín Orozco gobernador de Aguascalientes.

Pero las dos dirigencias se van a morir en la raya. Entre ellos existe un pacto no firmado, lo mismo que con los despojos del PRD. Van a intentar permanecer hasta después de la estatal del Estado de México. Si la pierden, el relevo será inminente pero sólo para volver a perder en el 2024.

Quien levanta la mano por parte del PRI, aunque dice que no le interesa, es el exsecretario de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong. El hidalguense se ha conservado en un bajo perfil y los morenos, incluyendo al presidente, poco se meten con él. Quizá porque el titular de Segob se quedó con información como una especie de seguro.

Incluso si se hiciera un análisis de contenido para saber cuántas veces ha sido nombrado en la mañanera, con trabajos llegaríamos a diez. Chong es una figura del viejo PRI que cuenta con el respaldo del pasado y del presente. Por ahora permanecerá agazapado, pero ya le hablan al oído para tomar la dirigencia.

Para aquellos que candidatean a Omar Fayad, este irá a una embajada, dicho por una indiscreción de su esposa, y es visto como traidor junto con Alejandro Murat, que entregaron sus estados a la 4T, mientras que los priistas del Estado de México están más preocupados porque no quieren que Alfredo del Mazo entregue la plaza como los otros.

Así que los líderes de los partidos siguen estando por debajo de la medianía. Sólo hay que ver a Mario Delgado, Marko Cortés, Alito Moreno y Jesús Zambrano: todos se parecen y tienen más escándalos que resultados. El único jefe de partido que sabe operar para su causa es López Obrador, como presidente quedó a deber… pero mejor ahí la dejamos.

Entre Palabras

La ley no es negociable. En unos días Sandra Cuevas será inhabilitada por un año. Con eso se truncan sus sueños guajiros de ser jefa de Gobierno. El asunto es político; se brincó las trancas y trató por igual a quienes la apoyaron y a sus detractores. No hay de otra, se va.

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Hasta la próxima.