Estos días, un poco más de lo usual, se escucha hablar de la crisis del agua que cada vez, afecta a más personas.
En este tema, los hay debates que parten de diferentes visiones, perspectivas distintas y puntos de vida tan diversos como la sociedad. Opinamos y opinamos, señalamos y pareciese que todo sigue igual, o quizás peor. El agua es un recurso demasiado valioso que como los demás, es finito y el ritmo tan acelerado en el que vivimos, está siendo realmente insostenible para poderlo regenerar.
¿Qué está pasando?
No sé por donde empezar, si por los presidentes, las guerras, la falla hídrica, el trabajo informal, la violencia, los ecocidios, las violaciones a los derechos básicos o los desplazamientos forzados, en todo el mundo.
Se que allá afuera hay un panorama demasiado gris y por eso, aunque suene pesimista, a cada quien nos toca librar diferentes batallas. El mundo siempre parece que arde y luego, se descubre que podía haber más. Solo queda cuidar lo de adentro. Mientras ahí exista un refugio, podemos sentirnos mas o menos tranquilas y tranquilos, que alivio estar en algún lugar bien.
Ahí, a salvo, podemos repensar que y para quien hacemos lo que hacemos. Y ¡PUM! Entonces algo podemos modificar.
Lo que dice la ciencia
Por lo general los debates sobre la sostenibilidad de la vida, las crisis ambientales incluidas el agua, basura y derechos humanos, por ejemplo, siempre incluyen en sus discursos la producción y el consumo. En las aulas nos preguntamos como llegar a los postulados que sirvan como herramientas, en el activismo ponemos en marcha acciones concretas, en equipo y de forma individual, está el cambiar.
Si esta no es la primera vez que usted está en Diarios de basura, sabrá que aquí no venimos a disuadir ninguna teoría; los reportes, conclusiones, metodologías
y experimentos paso a paso están ahí, a un click. Por lo que basta con saber que, quienes hacen ciencia, muy probablemente están trabajando por dar respuestas, lo único que hay que hacer, es escuchar.
Del agua a la basura…o quizás al revés
Fue en uno de estos debates, donde una vez más, confirmamos que todo está conectado. Y es que sí, si queremos que parte del problema del agua se solucione, cada uno de los habitantes de este mundo, consumidoras y consumidores de facto, podemos hacer algo.
Ya no es suficiente con “no tirar basura en la calle” como mucha gente dice para justificar que ya se ha hecho algo. Como pasó con el “gota a gota el agua se agota” y “reducir, reciclar y reutilizar”, fueron hechos que quedaron caducos porque la advertencia se cumplió. Los lagos, lagunas, presas y ríos se están secando, hay más de una isla de basura en el planeta tierra y es momento de rechazar.
Rechazar el consumo es ayudar a frenar las guerras, las crisis hídricas, las malas decisiones de algunos presidentes, la violencia, los ecocidios, el trabajo informal y más. El consumo consciente puede transformar nuestras vidas, la forma en la que nos alimentamos y mejorarnos de raíz.
Decir adiós, para tomar otro timón
Estos meses, aquí, se ha hablado del consumo, del desecho, de los hábitos, experimentos, crisis, agua y basura, siempre. Mi camino en estos diarios por ahora concluye, es momento de tomar otro frente y seguir preparando el camino para lo que está sucediendo hoy. Y no me quiero ir sin despedirme de quien sea que lea estás líneas y que mes con mes estuvo aquí.
Tomo otro camino con la seguridad de haber entrado al mundo por el que trabajé. Agradecida de haberme cruzado con gente realmente capacitada para trasformar nuestra realidad, buscando espacios que promueven el buen vivir para todos y con la acertada experiencia que les avala para lograr esa meta común.
Ustedes quizás no lo sepan, pero allá afuera hay un gran equipo preparándose para perseguir las causas que nos ayudarán como sociedad.
Menciono, por ejemplo, a las personas que pertenecen al CIESAS, PRONAII de CONAHCYT y al grupo multidisciplinario que están capacitando respecto a la Gestión Integral de Residuos en nuestro país.
Me siento afortunada de pertenecer al mundo de la Basurología y de haber tenido este espacio para compartir con ustedes, un tema que está tan normalizado y a veces invisibilizado, como lo es la basura. Mi columna termina aquí, pero la labor continúa en las aulas, en la investigación y en la acción.
Permíteme decirte que no dejo de sorprenderme con la cantidad de personas dispuestas a poner de su parte, haciendo lo mejor que pueden y dando todo de si. Respecto al agua, los cuidados, medio ambiente, políticas públicas y por supuesto, residuos sólidos urbanos. Madres, hijos, hijas, padres, personas de todas las edades; de norte, hasta el sur, pasando por el centro. Se que tú que me estás leyendo, me gusta creer que por lo menos todas y todos, queremos vivir bien.
Y eso implica ser conscientes, observar siempre hacía afuera, pero sobretodo, dentro de ti.