Tras las elecciones del 5 de junio, en las que seis estados votaron para elegir nuevo gobernador, Morena, el partido del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se consolidó como la principal fuerza política del país, al conseguir victorias en cuatro de los seis estados en disputa: Oaxaca, Hidalgo, Tamaulipas y Quintana Roo, entidades que Movimiento Regeneración Nacional no había gobernado.
Con estas victorias, Morena gobernará 20 estados del país. Aunque con sus aliados, realmente serán 22, ya que el Partido Verde gobierna San Luis Potosí, mientras que el hoy desaparecido Partido Encuentro Social, Morelos. El dominio es casi total en el sur del país, en donde ya sólo Yucatán permanece con un gobierno panista.
Sin contar las dos entidades con gobierno de sus aliados, Morena tiene el control de Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Nayarit, Zacatecas, Colima, Tamaulipas, Veracruz, Chiapas, Guerrero, Tabasco, Campeche, Quintana Roo, Oaxaca, Michoacán, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo y Ciudad de México, lo que equivale a unos 68.3 millones de ciudadanos, más de la mitad de la población, tomando en cuenta el censo de 2020 realizado por el INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía).
20 estados en 5 años
De 2018 a 2022, Morena ha ganado 20 estados, sus aliados dos entidades más, y en 2023 intentarán conseguir Coahuila y el Estado de México, que nunca han sido gobernados por otra fuerza que no sea el PRI. Por su número de electores, alrededor de 11 millones, el Estado de México será clave en los comicios de 2024.
Por eso es que el domingo 12 de junio, sin perder más tiempo, Morena comenzó una fuerte movilización con sus principales figuras para luchar por la gubernatura del estado.
Desde 2018, el PRI ha perdido 12 gubernaturas y actualmente sólo conserva tres: Estado de México, Coahuila y Durango; esta última la retuvo en la elección del 5 de junio en alianza con el PAN y el PRD.
En el mismo periodo, el PAN, en la actualidad la principal fuerza opositora de Morena, ha perdido ocho gubernaturas y permanece con cinco en total: Aguascalientes, que logró retener en las elecciones de 5 de junio, Guanajuato, Yucatán, Querétaro y Chihuahua.
El PRD quedó prácticamente aniquilado, ya que desde 2018 ha perdido las cuatro entidades federativas que gobernaba: Ciudad de México, Tabasco, Morelos y Michoacán, y se mantiene a flote sólo gracias a la alianza Va Por México, al lado del PAN y el PRI y en algunos estados ya ni siquiera junta lo necesario para preservar su registro. Ni el PRI ni el PAN pueden actuar solos; están condenados a ir siempre con alguna alianza.
Como partido político, Morena (que obtuvo su registro en 2011) es un asombroso caso no sólo a nivel nacional, también mundial, ya que en apenas cinco años, desde los comicios de 2018, logró convertirse en la principal fuerza política del país. En 2018 ganó 6 de 9 gubernaturas; en 2019, en elecciones extraordinarias, se adjudicaron Puebla; en 2021, 11 de las 15 en disputa; haciendo del PRI el gran perdedor de esa jornada, pues 7 de ellas estaban en manos de ese partido.
Y a esa suma se agregan los cuatro triunfos de los recién celebrados comicios, quitándole al PRI dos gubernaturas más: Oaxaca e Hidalgo, y al PAN: Tamaulipas y Quintana Roo.
Oposición herida
Con los cinco estados que controla, el PAN es la principal fuerza opositora del país; gobierna unos 11 millones de posibles votantes y por eso ahora la alianza opositora a Morena se enfila en 2023 a defender su posición estratégica en Estado de México y Coahuila, únicos estados que todavía están en manos del PRI
Estas dos entidades contienen un total de 15 millones de posibles votantes, 12 de los cuales están en el Estado de México. Por eso no extraña que luego de su triunfo, Morena haya realizado un evento especial de “unidad y movilización” con el cual comenzó su carrera a las elecciones del año entrante y, desde luego, siempre pensando en el 2024.
Al evento asistieron los que a la fecha son los tres candidatos principales a la sucesión presidencial: la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum; el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard; y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
Por su parte, Movimiento Ciudadano, cuyo presidente, Dante Delgado, acusa un “crecimiento exponencial” de su fuerza política en las pasadas elecciones, permanece con dos entidades en su poder: Jalisco y Nuevo León, las cuales tienen una gran importancia económica, ya que concentran el tercero y cuarto lugar en Producto Interno Bruto en todo el país, sólo después de Ciudad de México y el Estado de México.
Movimiento Ciudadano tiene el control de dos estados con un potencial de 10 millones de votantes y sus dirigentes aún no han anunciado si irán solos o se unirán a la coalición Va Por México para la elección presidencial.
Tal es la importancia del Estado de México en 2023, que el 7 de marzo pasado Morena anunció que va a ir en coalición con sus aliados de 2018, PVEM y PT. Los candidatos más aventajados en las encuestas internas son dos miembros del llamado grupo de Texcoco: Delfina Gómez, actual secretaria de Educación Pública; Horacio Duarte, que funge como titular de la Agencia Nacional de Aduanas, e Higinio Martínez, senador de la República.
Delfina Gómez fue candidata por Morena en las elecciones de 2017 y quedó en segundo lugar con 30.78 % de la votación, yendo sin coalición. El PRI necesitó de su alianza con PVEM y el PES para ganar la cerrada elección, los mismos que ayudaron a Morena a ganar la presidencia un año después.
En el lado opositor, se perfila como fuerte candidato a buscar la gubernatura en la entidad, el diputado del PAN y ex alcalde de Huixquilucan, Enrique Vargas del Villar. En las elecciones locales de 2021, la alianza PAN-PRI-PRD logró 2 millones 700 mil votos, contra los 2 millones 200 mil de Morena.
Dicha alianza recuperó el llamado Corredor Azul, que incluye importantes municipios como Naucalpan, Cuautitlán Izcalli, Atizapán, Metepec y Toluca, algunos de los cuales habían caído en manos de Morena en 2018 por causa del llamado tsunami obradorista, con la influencia del presidente.
Es por ello que todas las baterías del partido en el poder se enfilan ahora a lograr una campaña estructurada y planeada con tiento en el Estado de México y Coahuila en 2023, una que muestre unidad estructural y no que se revele como el fenómeno de tribus que terminó pasándole factura costosa al PRD en el pasado.
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Aunque muchos analistas han señalado que con el poder y maquinaria ya obtenidos, que permite a Morena y aliados gobernar 22 estados, tanto la elección de 2023 como la de 2024 se ha convertido en una tarea imposible para la oposición, el partido en el poder no quiere dejar ningún cabo suelto.