Contaba quien se consideró, por algunos años, persona querida y de mucha confianza de OsGuango Asquín: «Desde campaña atendía en las cantinas. Eran constantes las discusiones con quienes nos apoyaban. Por lo menos dos veces, OsGuango se agarró a golpes con la propia gente que le estaba brindando su respaldo y confianza. Tenía algunas cantinas favoritas. Una de éstas, estaba muy cerca de un tanque elevado de agua».
OsGuango Asquín es priista en realidad. Se le invitó a ser candidato en el afán de buscar a candidatos de Morena, porque no había estopa para el relleno... Es muy probable que ni el propio OsGuango esperaba ganar la presidencia.
A quienes viven en la Ciudad Capital de Oaxacalifornia, inclusive a visitantes y extranjeros, no les podemos engañar: Lo que se ve, no se juzga, decía Juan Gabriel. Es evidente, innegable e irrefutable el espantoso estado en que se encuentra la ciudad: ¡TODAS LAS CALLES llenas de baches!
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Ni una sola obra pública trascendente; semáforos que no sirven durante semanas; crecimiento del comercio ilegal que él mismo generó y después mandó a correr a patadas y macanazos; broncas constantes con los sindicatos, especialmente el de recolección de basura; jardineras y parques en total deterioro (maquillados, en algunos casos); los más altos índices de delincuencia…
En todos sentidos, todos los ámbitos de competencia municipal fueron abandonados, hasta el ecológico, importantísimo para la ciudad, siempre considerado, respetado y defendido.
Pero el mafioso OsGuango Asquín no actúa solo, tiene coautores en su no actuar, tiene una camarilla de cómplices: Su cabildo y sus directores, y sus compañeros de partido, los diputados locales, el propio alcalde electo, Martirios Neri.
Que ahora salgan con que están indignadísimos con la administración de OsGuango, eso es puro cuento. O peor, que Martirios Neri no haya hecho ni una sola declaración pública en contra sino todo lo contrario, que haya mostrado su tibieza, su también complicidad y «respaldo» a quien pronto será su antecesor, y es probable que llegue al grado cínico e hipócrita de protegerlo y garantizar su impunidad, eso sí que da náuseas.
A unas semanas de dejar el cargo, OsGuango se siente protegido y relajado por la impunidad que le dotaron sus cómplices del Cabildo y la que le dotará su sucesor, el ulisista Martirios Neri.
Tras haber llegado a acuerdos (gracias a la intervención y mediación del gobierno estatal) con el sindicato de limpia y recolección de basura, otro problema salió a la luz: OsGuango habría ya vaciado las arcas y no hay dinero para garantizar el funcionamiento de muchos de los servicios y sueldos de aquí a la entrega-recepción y los primeros meses de la próxima administración.
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