Un hombre que se infectó con coronavirus en abril y se recuperó, volvió a infectarse de una cepa distinta del mismo virus en agosto. El resultado, que está aceptado para su publicación en la revista Clinical Infectious Diseases, sería la primera prueba de una reinfección en todo el mundo.
También, una muestra de que, al menos en algún caso, la inmunidad generada por el contacto con el virus no impediría infecciones posteriores.
Se trata de la conclusión a la que ha llegado un equipo investigadores de la Universidad de Hong Kong.
Utilizarontécnicas de análisis genómico para determinar que el individuo se había infectado con dos cepas distintas
El equipo, liderado por Kwok-Yung Yuen, que junto a sus colaboradores identificó en 2003 a otro coronavirus como causante del primer SARS, utilizó técnicas de análisis genómico para determinar que el individuo se había infectado con dos cepas distintas del SARS-CoV-2.
El paciente, de 33 años, tuvo una primera infección con síntomas muy leves y una segunda completamente asintomática, después de viajar a España, algo que se puede ver con otros patógenos que pueden infectar en varias ocasiones, como los coronavirus que provocan los catarros y en los que el contacto con el virus no impide la infección, pero suele provocar efectos más leves en contactos posteriores.
Aunque se habían dado otros casos, no quedaba claro si esto se debía a una reinfección con una cepa distinta del virus o a que quedaban restos del microorganismo acantonados en algunas partes del cuerpo que volvían a provocar síntomas al cabo de un tiempo.
Barret advierte que no se pueden sacar grandes conclusiones respecto al comportamiento del virus a partir de una sola observación. “Teniendo en cuenta el número de infecciones globales hasta ahora, ver un solo caso de reinfección no es tan sorprendente, incluso si es algo muy raro”.