La dignidad es lo primero por lo que debemos luchar: Jesús Villaseca

La dignidad es lo primero por lo que debemos luchar: Jesús Villaseca

Muchas palabras podrían definir a Jesús Villaseca (1964) pero una sola lo hace de cuerpo entero: pasión. La pasión es su impulso y prueba de ello son sus 39 años dentro del fotoperiodismo mexicano, en los que se ha desarrollado con profunda vehemencia. Siempre intenso (alguien diría arrebatado), ha documentado en todo este tiempo innumerables conflictos sociales y tragedias en las que el peligro no ha sido poco.

Llámenle como quieran: valiente o impulsivo. Lo cierto es que su obra fotográfica habla por él. En estas casi cuatro décadas de trabajo continuo, ha trabajado en los periódicos Novedades, La Prensa, México Hoy y la agencia Latitudes Press. En el año 2000, a invitación de Pedro Valtierra, colaboró durante tres meses en La Jornada. Sin embargo, sería hasta el 2001 cuando ingresaría formalmente a este diario, donde realizó destacadas coberturas

Eventos oficiales, protestas, levantamientos armados, terremotos, pero también presentaciones de libros, exposiciones, retratos, en fin, todo lo que un diarista debe cubrir para, sin mayor pretensión, ilustrar las páginas de mañana.

Su esfuerzo ha rendido frutos. En 1991 ganó el Premio Nacional de Periodismo José Guadalupe Posada y en 2003 el Consejo Ciudadano del Premio Nacional de Periodismo lo premió por las fotos que le realizó a Lee Kyang Hae, un agricultor coreano que se suicidó, enterrándose un cuchillo en el pecho, durante una manifestación en Cancún, Quintana Roo, donde se celebraba la Quinta Reunión Ministerial de la Organización Mundial de Comercio.

La dignidad es lo primero por lo que debemos luchar: Jesús Villaseca

En este mismo año -en plenitud profesional y ya con 20 años de experiencia-, Villaseca sumó a su oficio otra pasión igual de profunda: la docencia. Impartió clases de fotografía a 15 generaciones de alumnos en el Faro de Oriente. Un placer oculto del que ahora ya no podría separarse.

Desde entonces, Villaseca es reconocido por iniciar en el fotoperiodismo mexicano a decenas de jóvenes que ahora trabajan en diferentes medios nacionales. Fueron 15 generaciones a las que enseñó fotografía, y algo aún más importante: a mirar su entorno de una manera distinta.

Actualmente, es director de la Escuela de Cine Comunitario y Fotografía Pohualizcalli-Casa de las Historias, que se encuentra en el centro educativo Utopía Papalotl en Iztapalapa. Desde este nuevo espacio, al que se han sumado fotógrafos con amplia experiencia, Villaseca continúa con su pasión por la enseñanza.

En entrevista, lo relata así: “Cuando los alumnos llegaban a la primera clase, les decía: ‘A lo mejor no les puedo enseñar mucho de fotografía, pero lo que sí les puedo decir es que la fotografía les va a cambiar la vida. Van a empezar a ver el mundo de otra manera y eso hará que cambie’”.

Sabía que eso era así, porque él mismo experimentó su poder transformador. En sus años más oscuros, los de la adolescencia, tocó fondo en el infierno de las drogas. Más aún: estuvo inserto en un contexto de profunda violencia, de la que él mismo fue participe. Víctima y victimario. Ahora, con la tranquilidad que da el tiempo, lo relata como un pasado difícil, sí, pero que le ha permitido encauzar a jóvenes que viven algo semejante.

Su proceso de recuperación requirió clínicas, psiquiatras, internados. “…son un chingo de cosas por las que pasa un adicto”, dice. Cuando se ancló de nuevo en la realidad, decidió estudiar una carrera como técnico en fotografía. En ese momento le quedó claro que quería ser fotógrafo toda la vida, tal y como lo soñó a los seis años.

E insiste en el poder de la fotografía: “Cuando observas, cambias tu entorno y a ti mismo. Lo que yo les enseñé a mis alumnos fue la pasión, y de paso descubrí que tenía la paciencia y la vocación para compartir lo que sabía”.

La dignidad es lo primero por lo que debemos luchar: Jesús Villaseca

– ¿Cómo te encuentras ahora?

-Muy contento de encabezar la escuela de cine documental y fotografía. Está en una de las zonas más violentas de la ciudad y eso me atrae muchísimo. Me gusta trabajar con jóvenes que están en conflictos de droga y violencia. Ahí es donde tenemos que incidir con este tipo de proyectos.

– ¿Cuándo pensaste por primera vez en ser fotógrafo?

-A los seis años. Sucede que mi papá era encargado del almacén de rollos en Novedades. Él recibía los rollos de papel para imprimir el periódico. Cuando me llevaba con él, me hacía una cama precisamente con ese papel y una almohada con una paca de periódico. Ahí acostado veía cómo empezaba a correr a mucha velocidad la rotativa.

Estando ahí, recuerdo que un día mi padre me llevó al laboratorio de fotografía; ahí conocí por primera vez a los fotógrafos. Los veía como superhéroes, con sus chalecos y sus cámaras. Mi padre me explicó que ellos habían tomado las imágenes que aparecerían en el diario al día siguiente. Yo le dije: “Guau, quiero ser fotógrafo”.

Cazador de imágenes

Cuenta Villaseca que aprendió el oficio con los fotógrafos de la vieja guardia que trabajaban en Novedades. En los inicios de los años 80 se formaba con esos viejos maestros y se maravillaba con el talento de dos grandes: Nacho López (1923-1886) y Héctor García (1923-2012).

Sobre esa época rememora: “Tenías que tener la capacidad de observar, de ser un cazador de imágenes. Y si tomabas en diapositiva, no había margen de error. No la podías editar. Cuidado con que te fallara medio paso de exposición, porque era irreversible. Ahora, con la cámara digital, levanta la mano el presidente y tiras 40 fotos. Todos hacen eso, es increíble. ¡Estás filmando! Pero en aquella época había que cazar las imágenes.

Otra cosa es que no todos traían motor en sus cámaras. Si querías lograr una secuencia, tenías que jalar la palanca de arrastre, disparar, jalar, disparar, jalar… Ahora basta que dejes apretado el disparador para tener 14 fotografías por segundo.

En aquellos tiempos, había ASA 1600, o incluso 3200 si lo conseguías. Ahora hay cámaras con ASA 46000 y a 16000, sin nada de luz, no se pixelea. Es claro que ahora es mucho más fácil hacer fotoperiodismo que antes.

La dignidad es lo primero por lo que debemos luchar: Jesús Villaseca

Reafirmando la ideología

Uno de los temas que con más tesón ha cubierto Villaseca en los últimos años, ha sido el del pueblo de San Salvador, Atenco, que se opuso, junto con otras poblaciones, a la iniciativa que hizo en 2001 el entonces presidente de México, Vicente Fox (2000-2006), de construir el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México en terrenos agrícolas de la zona de Texcoco.

“Atenco es un pueblo que me ayudó a reafirmar mi ideología y a entender que no hay otra vía más que la dignidad del ser humano. Ese pueblo me reafirmó que la dignidad es lo primero por lo que debemos luchar como seres humanos”, afirma Villaseca. Ahora sólo espera la fotografía de la demolición de lo que sería el aeropuerto en Texcoco, para cerrar una segunda edición sobre este tema.

A la pregunta de si ha traspasado las fronteras del periodismo para abrazar abiertamente el activismo, dice tajante:

“Creo que ha habido una confusión. Todo mundo dice que el periodismo es objetivo y que tienes que dar voz a ambas partes y que tú eres imparcial. Si me dicen que soy activista, ¡qué bueno, qué orgullo! Soy fotoperiodista con compromiso social y con convicciones muy firmes. Las líneas editoriales las podríamos discutir ampliamente, pero para mí no son otra cosa que una censura disfrazada.

– ¿Cómo llegas a este momento de tu vida?

-Estoy muy contento porque desde que tengo uso de razón siempre he hecho lo que se me ha dado la gana. Nunca he tenido ninguna limitante en mi vida. Quise ser desmadroso y lo fui. Me quise meter a las drogas, en los tiempos de las bandas, y lo hice. Quise ser un cabrón y lo fui. He sido fotógrafo hasta cansarme; luego di clases…

También lee: El Güero Téllez, ¡reportero de policía!

Me siento una persona plena porque siempre hago lo que quiero, lo que me gusta hacer. Yo no sé si sea un buen fotógrafo o no, no sé si sea buen profesor o no, pero me siento muy a gusto con lo que hago.

– ¿Qué le diría el Villaseca de ahora al Villaseca adolescente?

-Que viva con pasión y que haga lo que le guste hacer. La gente debe hacer lo que le guste hacer, no por obligación de los papás. Si la foto es lo de ustedes, denle…