Había una vez un hombre de muy escasa inteligencia que se dirigía a la ciudad para tomar parte en los exámenes oficiales. En el camino, unos bandidos le robaron su bolsa.
– ¡Los bandidos me robaron mi bolsa, pero no podrán sacar nada! -dijo.
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Cuando alguien le preguntó qué quería decir con eso, contestó muy tranquilo: -La llave de mi bolsa aún la tengo yo colgada de mi cintura, ¿cómo podrán abrirla sin ella los bandidos?