Mintió, robó y traicionó o es simple percepción

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La comunicación gubernamental en Hidalgo sufrió una sacudida apenas dos años después del arribo de la Cuarta Transformación al estado.

La expectativa de que las cosas necesariamente tendrían que cambiar nomás no se cumplió.

El auge de los medios digitales y la vertiginosa caída en la circulación de los impresos se dio de manera caótica.

El origen fue la inexperiencia del ahora excoordinador de comunicación gubernamental, que poco o nada sabía del tema, aunque presumía de haber cursado la carrera ¡y hasta una maestría!

Su fuerte, según puede comprobarse hoy, era el rubro empresarial y, más concretamente, el de los negocios turbios.

Desde su arribo al cargo hizo a un lado a los periodistas con oficio e impulsó a aquellos que veían en el periodismo una oportunidad de lucrar simplemente reproduciendo boletines.

Los requisitos para ejercer el periodismo en tiempos de la 4T en Hidalgo se limitaban a observar obediencia y bajar aquellas notas que resultaran incómodas y a pretender mostrar que en el estado todos están contentos y conformes.

Para ello concentró todo: jefaturas de prensa de secretarías y organismos descentralizados, las áreas de imagen y publicaciones y hasta la comunicación oficial de Morena y de todas, todas las presidencias municipales.

Al final es evidente que falló en su cometido de posicionar al gobierno de Hidalgo pero, también, que aparentemente la estrategia le resultó muy redituable.

Recientemente empezaron a circular en redes amplios listados de medios que mantienen acuerdos con el gobierno del estado.

Por supuesto, esos convenios de ninguna manera pueden ser criticables, ya que se trata de publicidad que toda administración pública del país y del mundo paga para difundir sus obras y acciones.

El problema, en todo caso, es cuando quien distribuye esa publicidad pretende ejercer el control editorial de los medios a los que contrata. Ahí está el error.

Otro más es que en esos largos listados que se dan a conocer lo evidente es que crecieron a los enanos y muchas veces, hasta los inventaron.

Esto es: gente que poco sabe de la profesión aparece cobrando fuertes cantidades y, a cambio de qué, pues francamente de nada.

Otro es que muchos medios que jamás hicieron trato con el área de comunicación gubernamental aparecen cobrando.

De ese tamaño la corrupción y la voracidad.

Al final queda la percepción –sólo eso–, de que el fallido descoordinador pisoteó todos los principios de la 4T de no mentir, no robar y no traicionar. Todos.

La de buenas que ya se fue. Ojalá ahora metan orden y que sea la eficiencia y la eficacia las que guíen sus acciones.