Hace unos meses escribí en este mismo espacio un texto sobre el empoderamiento del Ejército en el sexenio del más humanista, quien terminó por militarizar al país. Vaya incongruencia de Andrés Manuel López Obrador, que los ha vuelto policías, constructores, empresarios, miembros del consejo del Conahcyt y más.
Un error que será herencia para quien ocupe la presidencia el próximo año. Veremos quién será el que los regrese a los cuarteles, el que les quite parte de lo mucho que AMLO les ha dado y que seguramente no estarán dispuestos a perder.
Sólo para el recuerdo ahí quedan las manifestaciones que encabezaban en tiempos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto por parte de los que hoy son gobierno y que entonces se tomaban fotografías con la leyenda “No a la militarización”.
A los antes mencionados los responsabilizaban, y con razón, de la violencia y los muertos de aquel entonces. Incluso en 2018 López Obrador aseguró que se regresarían a los militares a los cuarteles. Pero la mañana del 6 de septiembre de 2022, aceptó que cambió de opinión y se contradijo en aquello de regresar a las Fuerzas Armadas a los cuarteles. Luego vinieron las reformas para militarizar al país y se tuvieron que tragar sus palabras de los sexenios anteriores en una muestra del relativismo facilito que manejan los de la 4T.
Pero lo que ya daba un indicio de para dónde iba la cosa fue la inesperada protección del secretario de la Defensa Nacional de Enrique Peña Nieto, Salvador Cienfuegos, por parte de López Obrador.
Cienfuegos fue detenido en Estados Unidos en octubre de 2020, acusado de cuatro cargos relacionados con el tráfico de drogas por la DEA. En noviembre de ese año el exfuncionario llegó a México para seguir su proceso. En enero de 2021 el fiscal desestimó su caso y fue absuelto por la justicia, pero López Obrador ya lo había hecho en la mañanera.
En aquellos tiempos, la periodista Anabel Hernández obtuvo información, que por cierto no desmintió la presidencia, de que López Obrador fue advertido por Luis Crescencio Sandoval que si no defendían a Cienfuegos perderían el control del Ejército. Lo que sigue ya lo conocemos, quizás eso explique mucho de lo que hoy se vive.
Felipe Calderón buscó legitimar su mandato en la guerra contra el narco y usó a los militares para tal fin. López Obrador llegó a la presidencia con la mayor legitimidad que tiró por la borda porque hizo lo mismo. Terminó por darle la razón a su villano favorito, a Calderón. Ya sabemos que López Obrador, desde su púlpito donde cada mañana oficia, es capaz de llevar a la picota a sus enemigos y absolver los pecados de quienes se declaren sus aliados.
El 19 de abril pasado, el presidente fue cuestionado sobre el reportaje que dio a conocer los lujosos viajes del titular de la Sedena y de su familia. La cara le cambió al mandatario y muy enojado atinó a decir: “¿Y cuál es el problema?”, pero como en otros casos no se desmintió absolutamente nada.
Otro ejemplo de defensa al Ejército fue lo dicho por el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien aseguró el año pasado que un militar puede ser presidente, esto durante la solicitud a legisladores de Hidalgo para que apoyaran la reforma constitucional que ampliaba el apoyo de las Fuerzas Armadas a tareas de seguridad pública hasta el 2028
De nuevo el escándalo se cierne sobre la falsa austeridad que pregonan desde Palacio Nacional y con aquello de que se terminó la corrupción. Una investigación de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad dio a conocer que Crescencio Sandoval habría adquirido un departamento en Bosque Real, una de las zonas más lujosas de la Ciudad de México, con un costo de 9 millones de pesos, pero no sólo eso, sino que habría sido comprado a uno de los proveedores de la Sedena.
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La corrupción no termina por decreto ni con las buenas intenciones del presidente que terminó por militarizar al país… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.