The Sandman: un sueño que se hace realidad

The Sandman: un sueño que se hace realidad

En 1989, el escritor británico Neil Gaiman, entonces no tan célebre como hoy, fue contratado por la editora Karen Berger, que trabajaba para DC Comics para «revivir» un personaje creado por Jack Kirby que había caído en el abandono desde los 70; Gaiman, que ya tenía experiencia trabajando en el medio – para Marvel UK—, revisó las propuestas y decidió tomar el concepto del “Sandman”, el arenero que visita a los niños (o bien, a la humanidad) para inducirlos a soñar, en las antiguas leyendas – desde la mitilogía griega, hasta los cuentos de E.T.A. Hoffmann, que son de un tono ligeramente más siniestro–.

Así pues, lo que era un superhéroe de segunda línea, que ni a Kirby le gustó, se convirtió en una mitología completamente nueva, que pasó de la propuesta original de 6 capítulos, a convertirse en una serie que duró 75 números mensuales (con dos especiales y un epílogo) que sería el primer cómic de la historia en ganar un premio literario (el Hugo) y que se transformó en un auténtico fenómeno de culto.

Y esta es la palabra clave para referirse a la adaptación de 10 capítulos que Warner Bros (dueños de DC) realizó en colaboración con Netflix: de culto – lo que significa que, aunque se trata de un trabajo de excepcional calidad, no parece que vaya a ser tan popular como otras adaptaciones de cómics como ‘The Boys’, las series de Marvel en Disney + (a propósito, es una pena que la mejor que ha sacado, ‘Ms. Marvel’, no fuera muy popular porque “es para niñas”, según los fans incels de dicho universo) las series que la saga ‘Star Wars’ ha encontrado como un nuevo filón de oro o hasta ‘The Walking Dead’ (si es que todavía alguien ve esa cosa).

¿Por qué? Pues por que ‘The Sandman’ le habla a otro tipo de público y es acaso más cercana a programas del corte de ‘Mad Men’ o ‘Twin Peaks’, que abordan los mundos interiores de sus personajes más que tener acción en el mundo que los rodea, y suelen exigir un cierto nivel de concentración y compromiso que otras series más ‘ligeras’ de tono  no requieren, lo que hace que sean más populares, mientras que «The Sandman», que representa lo que algunos llaman “el riesgo de alta calidad” puede ser ninguneada sin siquiera ser vista, precisamente por su estilo visual y ritmo narrativo, que pueden acusar una especie de elitismo, según sea el caso.

Pero más allá de este preámbulo, podemos decir que esta serie, donde Gaiman y su colaborador original Dave McKean (vean los esplendorosos caleidoscopios que cierran cada uno de los episodios) han estado muy presentes, es un trabajo hermosamente realizado en todos los aspectos, si bien no se encuentra exento de controversia (de lo que hablaremos un poco más adelante).

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En 1916, Lord Morpheus, Rey de los Sueños, regente del mundo onírico y miembro de la Dinastía de los Infinitos – que incluye a sus hermanos y hermanas: Destino, Muerte, Destrucción, Deseo, Dolor y Delirio (antes conocida como Delicia)– cae accidentalmente en una trampa concebida por el egocéntrico y mezquino ocultista Roderick Burgess (Charles Dance), quien en un principio deseaba capturar a Muerte, pero como no lo logra, abusa de lo que puede arrebatarle al arenero (sus herramientas y escudos) para obtener un propio beneficio.

Sin saberlo, Burgess altera el orden establecido de las cosas y las barreras entre sueños y realidad se ven seriamente afectadas por un capricho terrenal: el resultado son 100 años (o más) de cautiverio, de los que Morfeo (encarnado de un modo impecable por Tom Sturridge, que pone su inexpresividad natural a muy buen uso) emergerá muy cambiado, además de tener que enfrentar los cambios que hay en su dominio y en el mundo “real”, que debe poner, mal que le pese, en orden.

The Sandman: un sueño que se hace realidad

Con un reparto interesante que incluye a Boyd Holbrook (‘Narcos’, ‘Logan’) como “The Corinthian”, una pesadilla muy sexy con delirios de grandeza; Gwendoline Christie (‘Game of Thrones’) como Lucifer – sí, es el mismo Lucifer de la serie con ese título, pero el personaje aquí es una encarnación anterior), la brillante Vivienne Acheampong como Lucienne, la bibliotecaria del mundo de los sueños (originalmente el personaje era masculino, pero no afecta en nada este cambio); Kyo Ra como Rose Walker (este casting fue uno de los motivos de escándalo previo al estreno: en las novelas gráficas, Rose Walker es caucásica y la protesta fue porque el personaje fue racialmente cambiado.

Si bien esto no tiene fundamento alguno al tratarse de un personaje imaginario, las reacciones fueron desproporcionadas), Mason Alexander Park (quien es una persona no-binaria) como Deseo y la deslumbrante Kirby Howell-Baptiste (Anita Darling en ‘Cruella’), como Muerte, siendo también objeto de una serie de oprobios francamente absurdos; completan el reparto en apariciones especiales David Thewlis (que es recordado por los fans de Harry Potter), John Cameron Mitchell, Stephen Fry (que está estupendo) y la actriz libanesa Razane Jammal como Hippolyta “Lyta” Hall, un personaje clave en la trama que originalmente –en los cómics— no es otra que la hija de la Mujer Maravilla, es decir, mitad amazona, mitad mortal (que Jammal se parezca tanto a Gal Gadot no puede ser tanta coincidencia, uno supone).

El ritmo de la serie es peculiar: en 10 capítulos se cubren los dos primeros arcos narrativos de las novelas gráficas y a veces puede sentirse lento, donde de pronto, puede ser vertiginoso: la serie requiere, para el espectador casual o que no conoce bien a estos personajes o tramas, que se preste atención a detalles que volverán a ser importantes después: el lenguaje verbal de los personajes es a veces poético o metafórico a un punto en que puede resultar confuso para aquellos que se sienten impresionados por la crudeza con la que los personajes se expresan en otros programas y en suma, su aire onírico puede resultar más complicado para quien solo “quiere desconectarse y no pensar” viendo una serie.

¿Vale la pena seguir los 10 episodios de «The Sandman», aún si no se está familiarizado con la serie de cómics? Por supuesto. Esto no afectó a ‘Doom Patrol’, que ya va por la temporada 4, y resulta tan fascinante como esta. Hay un excelente trabajo actoral, magníficas imágenes y atmósferas y una historia rica en matices que al espectador dedicado, le dejará una gran recompensa. Es totalmente recomendable, si bien – como toda la obra de Gaiman, creador de ‘Coraline’, ‘Stardust’ y ‘American Gods’—no es para todos los gustos.

The Sandman está disponible en Netflix.

https://youtu.be/03hK9bC-1dU