Una pregunta que en esta época en la que las franquicias de superhéroes lo dominan todo es ¿Hasta dónde llega la responsabilidad de los que tienen superpoderes? ¿Cómo se puede hacer que los superhumanos rindan cuentas por sus acciones?
La serie de Amazon Prime «The Boys» ya ha respondido en cierta forma a estas interrogantes y lo ha hecho con mucha violencia, pero ahora la nueva serie del MCU (¡protagonizada por una mujer, nada menos!) She-Hulk intenta responderlas desde otro ángulo más jovial, y lo hace con estilo.
El primer episodio establece la premisa a una velocidad vertiginosa y deja todo listo para entrar directo en acción: la carismática y encantadora Jennifer Walters (Tatiana Maslany) es abogada, y excelente en su rubro. Con su primera ruptura de la cuarta pared, tomada directamente de los cómics, entregada aquí de una manera brillantemente meta e impactantemente intermitente, recordamos el incidente en el que recibe sus poderes (una transfusión de sangre infectada por rayos Gamma), y luego el viaje que hace al laboratorio secreto de su primo Bruce Banner (Mark Ruffalo, que luce feliz en su cameo) para aprender a manejar los poderes que ha recibido y que le cambian la vida.
La principal prioridad de Bruce es enseñarle a Jennifer cómo regular sus emociones e impartir sus años de sabiduría aprendida sobre ser Hulk y todo lo que le implica cuando pierde los estribos. Sin embargo, resulta que ella es sorprendentemente experta en mantener la calma y manejar su transformación, señalando astutamente que, como una mujer que simplemente existe en el mundo, la ira y el miedo son cosas con las que ella ya lidia mucho más que él (¡tómate esa!).
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Si bien esto puede sentirse un poco obvio en la era post #MeToo y con la más reciente ola de feminismo que ha venido luchando contra el machismo inherente del mundo de los superhéroes donde con excepciones muy contadas las mujeres solo cumplen el rol de complemento o víctima, la idea central de que Jennifer está más equipada para lidiar con su gran monstruo de ira verde en su interior es real y está respaldada por sus experiencias diarias, desde la aparición su compañero de trabajo misógino, pasando por algunas primeras citas horribles y una variedad de enfoques no deseados de los hombres, lo que evita que el personaje se sienta como una copia al carbón de su primo (algo que John Byrne estableció en el cómic en los 90, luego de que cuando Stan Lee la creó, en 1979, básicamente era una versión femenina del mismo personaje).
Como protagonista, la Maslany está llena de carisma y tiene un timing cómico envidiable, esto se manifiesta con la misma claridad cuando está en forma de She-Hulk, lo que indica la fuerza de su actuación en el proceso de captura de movimiento, mientras que Ginger Gonzaga es una delicia como Nikki, la mejor amiga y asistente legal de Jennifer, que es además un gran apoyo.
Acerca del CGI que es una parte importante de este sitcom y que fue muy criticado a la ligera cuando se lanzó el primer tráiler del programa, la gigantesca personalidad verde de Jennifer se ve, aunque a veces dudosa, mucho mejor en general aquí, apoyada en la voz y carisma de Maslany. La pregunta más importante sobre su apariencia de Hulk no es la calidad de su piel verde esmeralda, sino el por qué su monstruoso yo interior se completa con un intenso efecto de ojos ahumados y peinado de salón (un poco como lo inexplicable de que el Hulk siempre se quede con los pantalones morados, y no en cueros, pero esta lógica no aplica en la realidad).
Una vez que entramos en el programa propiamente dicho, She-Hulk realmente avanza. Esta es una serie de MCU que realmente abarca el medio: cuatro episodios después, comienza a inclinarse hacia un formato de caso de la semana al estilo Olivia Benson/La Ley y el Orden, con Jennifer y la División de Leyes Superhumanas manejando delitos menores de los místicos y entrenados mágicamente; si bien hay hilos que vinculan cada episodio, este no es un procedimiento en toda regla, pero hay que reconocer la capacidad de «She-Hulk» para presentar nuevas historias y personajes que expanden el mundo de Marvel de una manera divertida y a pequeña escala es increíblemente prometedora.
Aunque sabemos que vendrá más ‘Loki’ y se extraña a ‘Daredevil’, esta serie está libre, por ahora, de los grilletes de alimentar la saga del Multiverso más grande, y se siente como la primera oportunidad real de Marvel en un programa que podría funcionar durante varias temporadas.
Divertida para reír a carcajadas, llena de temas interesantes y buen humor, ‘She-Hulk’ abre nuevos senderos para los programas de televisión de Marvel, y es una de sus mejores ofertas de pantalla pequeña hasta el momento. Véala con gusto y confianza: no se decepcionará.
«She-Hulk» está disponible en la plataforma Disney +
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