Los medios de comunicación del gobierno deberían servir principalmente para la formación o educación de sus audiencias. Informar de manera clara, efectiva con objetividad y de manera plural, grosso modo eso indica el artículo 7 de la Ley del Sistema Público de Radiodifusión de Estado Mexicano.
Lo anterior está muy lejos de cumplirse porque son utilizados para hacer propaganda al actual régimen y, sobre todo, exaltar el culto a la personalidad. Sólo loas al caudillo tabasqueño y pasar por alto el fracaso del gobierno que encabeza.
Cada transmisión, cada programa, queda ahí para el análisis de contenido. Son una gran materia prima para la investigación en las universidades que imparten licenciaturas en Ciencias de la Comunicación y Periodismo, aunque los resultados se pueden anticipar. Simplemente no se cumple con el objetivo que está plasmado en la normatividad, y faltando a lo que reza la “ideología” morenista que, según ellos, caen en la superioridad moral.
Así, Jenaro Villamil, director del Sistema Público de Radiodifusión, se convirtió en propagandista de la 4T y tiró al bote de la basura su vida de periodista. Se transformó en aquello que combatió y criticó de los comunicadores que tuvo el PRI y el PAN.
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Pero no es el único caso, también está quien lleva las riendas de Notimex, Sanjuana Martínez, y que sigue asfixiando a los trabajadores que se encuentran en huelga y que ya cumplen más de mil días en esa situación, sobreviviendo en su lucha y que López Obrador sólo mira como espectador a pesar de haber ordenado que se dialogue. Lo mejor que les puede pasar es que se termine el sexenio.
En los tiempos de la 4T hay regresión en aquello del rendimiento de cuentas, no les gusta. No es que durante los gobiernos anteriores estuviéramos bien, pero no se llegaba al nivel que se tiene ahora, donde legisladores encubren a los funcionarios lópezobradoristas.
Existe un punto de acuerdo que apareció en la Gaceta del Senado de la República para que Villamil comparezca y explique por qué se han usado a los medios de comunicación del Estado de esa manera. Se pone como ejemplo la cobertura por más de seis horas de la marcha encabezada por López Obrador; sus contenidos infringieron las normas.
Claro que como el punto de acuerdo lo subió Lilly Téllez, que trae pleito casado con el inquilino de Palacio Nacional, pues sus detractores se han dado a la tarea de usar las redes sociales para el golpeteo.
Pero independientemente de la opinión que se tenga de la senadora, Jenaro Villamil y los otros están obligados a explicar, a rendir cuentas. Tienen que entender que dejaron de ser periodistas y hoy son partidistas, pero, sobre todo, funcionarios públicos y como tal deben respetar la Ley.
Falta todavía que explique qué fue lo que ocurrió en el caso de las antenas de transmisión que debían colocarse y que no ocurrió. Apenas unas cuantas líneas que no fueron convincentes, pero tienen carta abierta porque han sido dóciles y serviles con su patrón, todo lo contrario de lo que enseñaba en la escuela de periodismo… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.