Cuando la 4T llegó a Palacio Nacional, López Obrador prometió que nunca más se utilizarían recursos públicos para las campañas. Dijo que esas prácticas se iban a terminar porque ellos habían sufrido un par de fraudes electorales. Pero como es la costumbre en la política mexicana, por un lado, va el discurso y, por otro, las acciones.
En estos momentos, la maquinaria está echada a andar para que desde la presidencia se apoye con todo para la consulta de revocación de mandato y luego para que Morena gane las seis gubernaturas que están en juego.
Así el estilo del viejo PRI, cuando a cada secretario de Estado se le asignaba un territorio para que lo trabajara. Claro, con presupuesto de la dependencia para poder promocionar a su partido. Así trabaja Morena.
La instrucción es precisa: López Obrador no quiere fallas en la consulta popular, aunque difícilmente logrará esos casi 31 millones de votos que lo pusieron en la presidencia. Un severo golpe a su capital político, pero que, con eso y el trabajo de su gabinete, se van a llevar Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas.
Estos ya se quitaron la máscara y van a hacer de todo para conservar el poder y seguir abonando para su causa.
La cúpula de Morena sabe que el factor López Obrador se les va a terminar y por ello quieren que para finales de este año puedan gobernar 23 de 32 estados, aunque eso los lleve a cometer violaciones a la Ley Electoral. Aguantarán los castigos y si son monetarios, tienen de dónde sacar, además de la protección de la máxima magistratura.
Así lo mostró Adán Augusto López, quien podría haber viajado en un avión de las Fuerzas Armadas. Pero el asunto es que fue a Sonora y Coahuila para promocionar la revocación de mandato.
Participó en un mitin donde el fin era la promoción política y la imagen del presidente de la República. Aunque las pruebas están ahí, ya lo defendió su patrón. Le dio el espaldarazo a uno de los políticos más importantes del tabasqueño y su posible caballo negro, quien, altivo, dijo que nadie podría correrlo en alusión al INE. A dicho acto también asistió el titular de la Guardia Nacional, Luis Rodríguez Bucio.
A la salida de Palacio Nacional y con el escándalo a cuestas, Augusto López huyó a los cuestionamientos de la prensa. Sólo se escuchó un “tengo prisa…” y emprendió la graciosa huida. Pero su viaje y la promoción del voto no es lo único preocupante.
En su discurso adelantó lo que le podría pasar al INE, prácticamente su extinción. Explicó que los nuevos consejeros serán elegidos a voto directo y secreto. El segundo hombre más importante del país haciendo especulación, campaña con recursos públicos.
Los ataques constantes de López Obrador al INE, el discurso de Adán Augusto, los de Claudia Sheinbaum, los gobernadores y legisladores morenos, anticipan la embestida que vendrá para intentar desmantelar al árbitro electoral. La decisión ya la tomó el Pejelagarto y no hay marcha atrás, aunque eso vaya en contra de sus discursos de falsa democracia… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.