La militarización del país va con López Obrador

La militarización del país va con López Obrador

Habrá mucho tiempo para hacer una compilación de las frases de López Obrador y sus implicaciones, porque la voz del presidente es potente y se magnifica, más cuando se trata de un mandatario elegido por 30 millones de votos y que llegó con toda legitimidad al poder, esa que le quitó a Felipe Calderón y a Enrique Peña Nieto.

Por eso no es menor lo que sentencia el presidente desde su conferencia mañanera, pero sin duda una de las más importantes es aquella de “no me vengan con el cuento de que la ley es la ley” que ya repitió en varias ocasiones y que se sella con sus acciones.

Es muy interesante observar como los que se rasgaban las vestiduras en sexenios anteriores y aparecían con sus pancartas de “no a la militarización”, hacen malabares para justificarle todo a su pastor.

Todo es relativismo y disolvieron el rigor de la crítica como si fueran suficientes las “buenas intenciones” de López; pasan por alto la institucionalidad y constitucionalidad para tomar determinaciones, como darle la potestad de la Guardia Nacional a las Fuerzas Armadas, esas que también recibían las críticas porque Calderón las mandó a las calles y Peña no hizo nada para regresarlas a los cuarteles.

La anterior columna de Arturo Suárez:  Vigilancia al sistema de salud; la pandemia mostró su fracaso

En las redes sociales existen varios videos donde se escucha decir al hoy presidente que el pueblo uniformado regresaría a los cuarteles, pero, como se dice, “no es lo mismo ser borracho que cantinero”. Vio la dimensión del problema y optó por darles poder como no se atrevió ningún priista. Para ellos no hay austeridad republicana ni mucha menos pobreza franciscana: los volvió empresarios y constructores de las obras del sexenio.

Y estos le dieron una muestra del poder castrense cuando presionaron al jefe del Ejecutivo para defender al general Salvador Cienfuegos del gobierno de Estados Unidos. Cienfuegos regresó a México el 19 de noviembre de 2020 y unos días después quedó exonerado de todo cargo.

Al jefe de la Guardia Nacional, que sirve para corretear migrantes por mandato de Donald Trump, ya lo vimos en actos de campaña. Sin recato, funcionarios federales se hicieron presentes en una asamblea informativa para promover la participación ciudadana en la revocación de mandato, en un acto convocado por Morena en Torreón, Coahuila; para transportarse utilizaron un avión de esa dependencia.  López Obrador minimizó la situación, fiel a su costumbre.

El 6 de abril de este año, López Obrador dijo: «No me vengan con ese cuento de que la ley es la ley», así se lo dijo a la SCJN. El lunes pasado lo repitió cuando informó que ya no irán por la iniciativa que le da el mando de la Guardia Nacional al Ejército, sino que lo harán por un decreto, en un hecho inédito, y fuera del marco democrático (aunque él mismo rechace que gobernar a base de “decretazos” sea autoritario), pues debería ser la Cámara de Diputados quien apruebe o rechace la propuesta.

A estas alturas y como no tiene los votos para modificar la Carta Magna, intentará hacerlo por sus fueros. Es algo que conoce porque cuando fue jefe de Gobierno del Distrito Federal gobernó a bandazos. Pero así es López, intolerante, y buscará perpetuarse en el poder con su persona o con alguien más; si no es por las buenas, con su reforma al INE siempre tendrá la maldita tentación del autoritarismo… pero mejor ahí lo dejamos.

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Hasta la próxima.