Cuando se elige algo,
se rechaza todo lo demás.
Gilbert Keith Chesterton
Hay territorios en el país que siguen tomados por el narcotráfico a pesar de que López Obrador declaró el final de la guerra contra el crimen organizado que comenzó Felipe Calderón en 2006.
Los números que presenta Rosa Icela Rodríguez, titular de Seguridad y Protección Ciudadana, resultan optimistas sin sustento. Ya van 113 mil 508 muertos en el sexenio y si no se le mete el freno de mano, el sexenio va que vuela para ser el más violento de la historia muy a pesar de las buenas intenciones del presidente de atacar los orígenes de la violencia con sus “abrazos y no balazos”.
Sin embargo, políticamente hay conveniencia en que algunos lugares no encuentren paz.
Uno de los territorios que se encuentran bajo fuego es Zacatecas. La constante es la violencia, las ejecuciones, las amenazas, el cobro de piso, situación que se agudizó desde la llegada de David Monreal Ávila. Bueno, hasta se encomendó a Dios por las escenas dantescas de descuartizados y cuerpos regados cerca de donde despacha.
Lo mismo pasó a perjudicar a su hermano, Ricardo Monreal, cuando quiso culpar a las administraciones pasadas, ya que fue gobernador de la entidad en 1994 cuando era priista.
Al inicio de la administración, fueron varios los desayunos que tuvo en privado López Obrador con Ricardo Monreal. El objetivo era trazar la ruta de las iniciativas del presidente.
El zacatecano fue obediente, le pasó sus propuestas “sin mover una coma”, pero llegó la elección intermedia y Monreal Ávila, quien había sido jefe delegacional en la Cuauhtémoc, mostró el músculo, apoyó a Sandra Cuevas, abanderada de la oposición, y la demarcación se sumó a las nueve que Claudia Sheinbaum perdió en la capital. Eso provocó el enojo en Palacio Nacional y hasta traidor lo llamaron.
Pero la suerte estaba echada desde antes. El senador no tiene cabida en el partido del presidente porque no tiene su bendición. El Pejelagarto evita nombrarlo cuando se habla de la sucesión; antes que él está Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y hasta Adán Augusto. En los círculos cercanos del zacatecano hablan de la conveniencia de no parar la violencia en Zacatecas, porque finalmente quien toma las decisiones en el estado es Ricardo, y la figura gubernamental es su hermano. Cada golpe es al apellido y aspirante para el 2024.
En el año 2017, cuando Ricardo Monreal era jefe delegacional, lo entrevisté en su despacho. En aquel entonces, la cosa se le había puesto ríspida con Andrés Manuel, pues quería ser candidato a la Jefatura de Gobierno y López se había decantado por Sheinbaum; Ricardo se sintió traicionado.
Le pregunté si existía la posibilidad de que lo postulara otro partido. Me contestó que tenía buena relación con los priistas. Por cierto, desde el balcón de la ahora alcaldía, se ve el edificio del PRI al que dejó en 1998.
El fin de semana pasado en Yucatán, el también presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, declaró que sí buscará la candidatura de Morena para la elección presidencial de 2024. Entre los asistentes se encontraban personalidades de oposición. Ahí está el mensaje, y aquí se lo dije, hay un fuerte cabildeo entre sus personeros y gente de MC y del PRI. Si Monreal quiere ser candidato sus miras están puestas en otros lares, aunque por ahora siga diciendo que en Morena.
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Insisto, hay conveniencia política en no pacificar territorios y Zacatecas puede ser un ejemplo. Quizá por eso el diputado moreno Marco Flores amaga con levantarse en armas en Jerez. ¿El presidente estará enterado?… pero mejor ahí la dejamos.
Entre Palabras
No salen de un escándalo y se meten a otro. ¿Cómo justificar el montaje del cheque de plástico que entregó Gertz Manero al presidente? Que conste que lo dice Jaime Cárdenas, extitular del INDEP.
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Hasta la próxima.