Me cuentan que en el Palacio de Cobián hay buen ánimo por el momento que vive el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, pues se trepó a la contienda por la sucesión presidencial.
Con un perfil bajo se fue metiendo y le entregó buenos resultados a López Obrador en la Consulta de Revocación de Mandato, siendo Tabasco la entidad que más votos le dio (627 mil 590). Ha sabido negociar para la conveniencia de la 4T y se le ha visto muy cercano con Omar Fayad y Alejandro Murat. Sus estados irán a elección en unas semanas y ya anticipan la victoria para el partido del presidente.
Mientras que en el Palacio de Gobierno hay caras largas. La supuesta primera opción de López para sucederlo en el cargo se encuentra atascada en el fango de la corrupción, la ineficiencia y el encubrimiento de sus subalternos como lo fue Florencia Serranía, la exdirectora del Metro cuando sucedió la tragedia de la Línea 12, donde murieron 27 pasajeros y quedaron más de 100 heridos.
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En su equipo de campaña para el 2024, que opera desde hace tiempo, le recomendaron que buscaran por todos los medios bajarle los decibeles, que buscara pactar con las víctimas la reparación del daño para que no se hicieran más aspavientos, y a pesar de que la mayoría de los deudos y los afectados aceptaron el trato de la reparación de daño por 126 mdp, otra parte pretende llevar el caso hasta las últimas consecuencias legales y políticas.
No se puede esconder que esa tragedia, más la del Colegio Rébsamen donde fallecieron otros 26 y dejó además otros 40 heridos en el terremoto de 2017, mientras era jefa delegacional en Tlalpan; además de la irresponsabilidad de suministrar ivermectina a pacientes con covid-19.
Todo lo usan para deteriorar su imagen que sigue bajo la tutela de su mentor López Obrador. Por eso en el primer aniversario, los panistas, priistas y perredistas se dieron vuelo gritando “fue Morena”, inauguraron su antimonumento, llevaron coronas fúnebres, y posicionaron el hashtag #FueMorena.
El asunto se ve más complicado porque la misma Sheinbaum Pardo le atizó al fuego. Como no le gustó el resultado hecho por la empresa noruega DNV -que, por cierto, ellos eligieron para el peritaje y la calificaron como una de las mejores del mundo-, ahora desestima el resultado que apunta a la mala construcción y falta de mantenimiento por parte de su gobierno que inició en 2018.
La anterior columna de Arturo Suárez: Sentados en un barril de pólvora
No hay que ser genio para comprender que la tragedia se pudo gestar por los recortes al presupuesto en aquello de la austeridad republicana.
Sheinbaum y su equipo buscaron por todos los medios que el tercer informe no saliera a la luz, que se guardara silencio, pero la presión social y de la oposición se lo están exigiendo a quien se dice superior moral y reza desde Palacio Nacional que “la vida pública debe ser cada vez más pública”.
Con la publicación de ese documento, la jefa de Gobierno se lleva un nuevo golpe que la aleja del radar del presidente y la decisión de buscar candidato.
El año pasado, la científica perdió nueve de 16 alcaldías en lo que fue el bastión y refugio de López Obrador desde 2006. Aquí fue jefe de Gobierno, en la capital se inventó su “presidencia legítima”, de aquí sacaron los recursos para patrocinar sus visitas a todos los municipios en la administración de Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera.
Y, sin embargo, no le cumplió con los votos en la Revocación de Mandato y se fue hasta el lugar 11 de participación. La negligencia, corrupción y los muertos la persiguen, esas serán las marcas de su gobierno.
Según la encuesta del Reforma que se publicó hace un par de días, el canciller Marcelo Ebrard goza del 34 % de las preferencias, seguido por la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, con 33 %. El asunto es que, a estas alturas, López Obrador la imaginaba por las nubes y no con tantos negativos; esos números no le dan. Sheinbaum no será candidata… Pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.