El infame de Hugo López-Gatell

Hugo López-Gatell

Hay un personaje que se ha ganado el desprecio por parte de un gran sector de la población mexicana; lo consiguió a pulso y nadie le regaló nada. Se trata del impresentable de Hugo López-Gatell, el protegido del presidente Andrés Manuel López Obrador, que no tiene freno en su soberbia y actitud de perdonavidas.

Cuando el presidente dice que el pueblo está muy despierto y que ya no se le puede engañar, tiene toda la razón. Así, cuando algún ciudadano tiene la desgracia de llegar a un hospital público, puede dar cuenta del servicio, de las condiciones en las que trabaja el personal, y de la falta de medicamentos.

Si eso ocurre en las grandes ciudades, podemos imaginar lo que sucede en lugares apartados y que simplemente no se reportan. Los responsables del desastre que vivimos tienen nombre y apellido.

Así, cuando nos tocan las fibras más sensibles como es la salud y no hay una cama disponible para un enfermo, se entiende y reflexiona sobre las carencias en el sector. Lo mismo cuando uno tiene que pagar por estudios de laboratorio porque los aparatos no funcionan en los hospitales o tienen sobrecarga.

O que tal cuando las citas para los especialistas tienen larga lista de meses y se mueren los pacientes en la espera. No habrá programas sociales que alcancen para solventar los gastos de una enfermedad entonces. Solo entonces los defensores de la 4T entienden que no seremos Dinamarca.

En ese contexto, Hugo López-Gatell afirma que no existe tal desabasto. Ya sabemos el cuento aprendido de su patrón, todo se trata de un complot por parte de los neoliberales para desestabilizar al gobierno “exitoso” de la 4T. Ahora acusa a los mismos trabajadores de ser quienes esconden los fármacos para crear la idea de desabasto, evade la responsabilidad y se la pasa haciendo política para que aparezca en la lista de senadores y con ello tener fuero por lo menos seis años.

Ese funcionario fue al que le falló la estrategia centinela durante la pandemia. Dijo que 60 mil muertos sería una catástrofe y los muertos oficiales llegaron a 334 mil 336, aunque en los conteos internacionales se dice que México puso un millón de muertos.

Mientras la OMS invitaba a cerrar las fronteras, a no salir y resguardarse en casa, a usar el cubrebocas, los mensajes fueron en sentido contrario. Engañó al presidente porque López-Gatell tenía la autoridad del conocimiento, pero ganó la novedad y la ignorancia.

De nueva cuenta se vuelve a referir a los niños con cáncer y los reclamos, siempre legítimos, de los padres que exigen medicamentos, pero claro, con el permiso que da la prepotencia y la imbecilidad por la protección de Palacio Nacional descalificó esas acciones junto con los moneros del régimen llamándolos golpistas.

Pero la evidencia se impone. En su momento prohibió las pruebas para la detección del Covid-19, señaló que la fuerza del presidente era moral y no de contagio, retiró las NOM, permitió que se repartiera la Ivermectina durante la pandemia en Ciudad de México y ahora dice que hay más gente sin acceso a la salud por culpa del INEGI y del CONEVAL.

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Ya lo han increpado y le gritan asesino, así le pasó a Felipe Calderón, Vicente Fox y Enrique Peña Nieto, quienes seguramente se saben repudiados por varios sectores y lo mismo les va a suceder porque el poder no es para siempre… pero mejor ahí la dejamos.

Entre Palabras

En una pregunta lanzada a Claudia Sheinbaum sobre la Línea 9 del Metro, ésta solo atinó a decir: “Que conteste el director del Metro, yo ya no soy jefa de Gobierno”. Ahora se entiende la respuesta de Florencia Serranía sobre la desgracia de la Línea 12: “Yo solo soy la directora”.

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Hasta la próxima.