El lunes 28 de septiembre, Día por la Despenalización del Aborto en América Latina y El Caribe, las mujeres nos unimos en colectividad para exigir una vez más al Estado la despenalización del aborto en cada una de las entidades del país. Un bonito eufemismo para evitar nombrar que en México se criminaliza a las mujeres que deciden sobre su cuerpo y sus derechos sexuales y reproductivos.
Y es que aunque celebremos que en la Ciudad de México y Oaxaca se permita la interrupción del embarazo sin importar la causa hasta las 12 semanas de gestación, el resto de los congresos estatales intentan dominar los cuerpos de las mujeres con discursos moralistas, patriarcales, sexistas y misóginos que traen consecuencias funestas para las mujeres como sujetas políticas de derechos.
Que quede claro que no nos estarían haciendo un favor. Los avances en materia legislativa están publicados en el Diario Oficial de la Federación, como son Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia o la NOM 046, que en la mayoría de los casos, este marco jurídico es ignorado al grado de vulnerar la vida de mujeres de todas las edades.
Abortar no debería estar regulado por el Estado, ni se debería permitir esta acción sólo en determinadas condiciones a “contentillo” de los legisladores o personal de salud. Es evidente que su idea es continuar perpetuando las relaciones asimétricas entre hombres y mujeres.
Un ejemplo claro es cómo los métodos anticonceptivos están enfocados a la mujeres, no sin importar que sólo podemos embarazarnos ¡una vez cada nueve meses! Mientras los hombres podrían embarazar ¡a varias mujeres en un solo día! Es claro que los métodos anticonceptivos no están enfocados a quienes deberían.
Por esta razón, recordamos que el ejercicio los derechos de las mujeres no fue concedido por el Estado, fue arrancado y arrebatado de la violencia patriarcal gracias a nuestras ancestras, mujeres feministas comprometidas que lucharon por este legado, y que a pesar de los obstáculos y opresiones visibilizaron las problemáticas que nos atraviesan, con el fin de construir sociedades más igualitarias y equilibradas.
Es lamentable que ante las las cifras de feminicidios que siguen al alza, el panorama catastrófico se agudice al enfrentarnos con la suma de muertes por abortos ilegales, los cuales se practican en clandestinidad, en condiciones insalubres, por miedo a ser señaladas socialmente o ser encarceladas de manera injusta.
Sin embargo, sin importar los contextos y nuestros cautiverios buscamos romper con esas cadenas que impiden la libertad y autonomía de cada una de nosotras. ¡La maternidad será deseada o no será!
Que las sororidad nos acompañe.