De blanco, para defender la democracia

De blanco, para defender la democracia

Este domingo, organizaciones de la sociedad civil, pero sobre todo la ciudadanía salió a marchar en defensa de la democracia y sus instituciones.

Son un movimiento que no responde a las agendas de los partidos, aunque también participan políticos.

Uno de los ejes de la convocatoria fue el rechazo a la consulta de Revocación de Mandato, no porque estén en contra de instrumentos de control democrático, sino porque se está tergiversando su razón de ser, para convertirlo en un acto de propaganda.

No votarán el 10 de abril, porque saben que es una burla, una trampa.

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Decidieron vestirse de blanco, para caminar por Paseo de la Reforma y dejar testimonio de su inconformidad, pero a la vez de su disposición para la participación y para la defensa del régimen de libertades que se ha construido con tanto esfuerzo.

Hay peligros bastante claros. El propio secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, se quitó la máscara de institucionalidad para arremeter contra los consejeros del INE y vaticinar que se irán todos, que se aprobará una reforma para establecer la elección por voto universal de quienes serán los encargados de organizar las próximas elecciones. Supongo que no se refiere a las 2023 sino a las de 2024, que son las que más importan a quienes ahora están en el poder.

Me preocupa el desplante del responsable de la política interna, su talante autoritario. Es un mal augurio, un signo de cómo se empieza a endurecer el régimen.

¿Por qué nos está pasando esto? Primero hay que entender que no somos peculiares, que los ataques a la democracia son una constante en el mudo y que van avanzando personajes de perfil populista.

Quizá no se supo explicar el valor que tiene un sistema que permite las alternancias y que protege a las minorías. Es probable que el avance en aspectos centrales de nuestro sistema político, nos haya hecho no percibir el veneno que ya empezaba a correr por todas las arterias del sistema político.

La clave, como hace años, como hace décadas, está en la sociedad, es sus reflejos y compromiso. Recordemos los grupos de observadores que permitieron los triunfos del PAN en Baja California y en Chihuahua, por primera vez, pero también a los que abrieron camino a los gobiernos de izquierda en la Ciudad de México.

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Una tarea extenuante, es verdad, pero tuvo su recompensa. Ahora que todo está en riego, conviene voltear a ver a los que marcharon de blanco, que traían pancartas para defender al INE.