Cuatro años y sin defensa

Cuatro años y sin defensa

No hubo nada nuevo en el Cuarto Informe de Gobierno del presidente López Obrador. Eso sí, mandó su iniciativa para que la Guardia Nacional pase a formar parte de las Fuerzas Armadas.

Es decir, la militarización del país va porque así lo quiere López y hará todo lo posible para que eso suceda a pesar de que el sexenio pasado, los que hoy avalan esa Ley, se rasgaban las vestiduras y se deshacían en críticas al gobierno de Peña Nieto y ponían como ejemplo la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

La realidad de la actual administración es que son igual o peor que los gobiernos anteriores.

Ante la falta de resultados tangibles que cerrara las bocas de sus detractores o, mejor aún, que los convenciera de que se está actuando correctamente, sólo les queda construir una narrativa exitosa.

Así lo hace el presidente todas las mañanas desde Palacio Nacional, diciendo que hay rumbo, que todo va bien, que los de antes eran corruptos y estos diferentes, que es la herencia que dejó Calderón y Peña, y una larga lista de excusas y pretextos.

Mientras sus jilguerillos hacen malabares para insertar en sus públicos su “verdad”, esa que quisieran implantar a fuerza de la repetición, con 13 spots y desde las redes con sus “comunicadores”.

Pronto cerraremos el cuarto año de gobierno y como sucede cada seis años, el presidente se irá quedando solo. Se va a debilitar, aunque al mismo tiempo será más radical. Seguramente nos dejará ver sus peores versiones y seremos testigos de la desesperación que lo va a acorralar. No será el mejor presidente como lo soñó por 20 años.

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Se necesita tener dos dedos de frente para entender que las cosas no van bien y hasta quienes no hace mucho lo idolatraban, como Gibrán Ramírez, ya le atiza en sus intervenciones en medios de comunicación. Dice que López Obrador está convertido en un locutor con su público cautivo, pero que eso no transforman realidades.

Lo mismo Porfirio Muñoz Ledo, que lo conoce bien. Lo apoyó en la conformación de Morena y simbólicamente le entregó la banda presidencial el 1 de diciembre de 2018. Pero los esbirros del tabasqueño relegaron a Porfirio y éste se peleó con el delicado Mario Delgado que le cerró los caminos del Congreso y del partido.

Hoy Muñoz Ledo se avienta fuerte a decir que los militantes de la fracción del presidente son aleccionados al grado de volverlos simiescos, pues sólo repiten “4T, 4T, 4T; una gran mentira que convierte en simios a los militantes”. Y tiene razón, ya se lo dijo Cuauhtémoc Cárdenas: nadie sabe explicar qué es eso de la 4T.

Los que menciono tienen la experiencia, conocen las tripas y al caudillo desde hace años. En el caso de Carlos Urzúa, que fue el primer secretario de Hacienda de este gobierno, admite que hay retroceso en los temas fundamentales.

Critica la forma de atacar la crisis económica, la inflación de 8.62 %, lo oneroso que fue la cancelación del NAICM, con más de 200 mil mdp perdidos, y la construcción del AIFA que no funciona a su máxima capacidad.

Además, el sobreprecio de Dos Bocas de 8 mil millones de pesos se les fue a 16 mil millones y el Tren Maya y su destrucción, y una larga lista que es puesta bajo la lupa por quienes trabajaron con López Obrador.

El corte de caja de la actual administración le deja altos negativos y varios de los que estuvieron con López Obrador lo han abandonado, como Víctor Toledo, Jaime Cárdenas y Javier Jiménez Espriú; no han querido ser cómplices de la destrucción que deja a su paso la Cuarta Transformación, esa que sólo vive en la mente del presidente.

Macario Schettino no baja de enfermo mental a López Obrador, así se lo ha escrito en su columna y ahora en su libro “México en el precipicio” habla de su fracaso.

En ese tenor se presenta “El Imperio de los Otros Datos”, un texto de Luis Estrada Straffon, que se dio a la tarea de contar, hasta el 31 de agosto, 86 mil 917 afirmaciones falsas o engañosas en las que incurre todos los días el inquilino del Palacio.

Detalla cómo tuerce los números para construir un país de mentira y cómo en el Cuarto Informe expresó 173 afirmaciones falsas, mentirosas o que no se pueden probar, de acuerdo al análisis de SPIN.

Nada que no hicieran los priistas del siglo pasado, ni que no repitieran los panistas en su docena trágica.

Pero no se confunda estimado lector, del otro lado, los de FRENA, le entran a lo mismo: no tienen argumentos.

Ante la andanada de críticas, los cuatroteros sólo aciertan a repetir y difundir lo que se les ordena y así lo hacen actorcillos, youtuberos, moneros y filósofos venidos a menos.

No se ve nadie que presente un verdadero estudio que refute a los académicos. Son limitados intelectualmente hablando, por ello la defensa está en la descalificación, el hostigamiento y la majadería, aunque son burdas copias de su patrón… pero mejor ahí la dejamos.

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Hasta la próxima.