La precuela-secuela de la altamente popular «Breaking Bad«, la muy bien realizada «Better Call Saul» concluyó su carrera impecable el mes pasado, justo a tiempo para que la emoción de la temporada de premios comenzara a incrementarse y se empezó a especular si rompería su “maldición”.
Gracias al programa de lanzamiento de AMC (¡Es una temporada, pero la partimos en dos mitades! ¡Como con «Mad Men»!), la sexta y última temporada de «Better Call Saul» no solo calificó para el programa de premios Emmy del lunes, sino que también competirá en la entrega de septiembre del 2023. Pero si los patrones de votación de la Academia de Televisión se mantienen como hasta ahora, la tan celebrada (en redes y medios) serie dramática volverá a casa con las manos vacías el próximo año… como le pasó este.
Considerada una reina sin corona, «Better Call Saul» ha recibido 46 nominaciones al Emmy (el Oscar de la TV Estadounidense) desde su estreno en 2015. Sin embargo, tiene el inexplicable récord de que hasta el día de hoy, no ha ganado ningún premio y esto resulta desconcertante amén de ser un recordatorio de lo fuera de onda que suelen estar los votantes de los Emmy en contraste con los intereses y gustos, por vulgares que sean, de los espectadores.
Siendo un spin-off de una de las series más aclamadas en lo que va del siglo XXI, «Better Call Saul», una apuesta de AMC en co-producción con Netflix, tiene todo para gustarle a la flota de fans que generó la misoginita pero interesante «Breaking Bad»; de hecho, ha recibido grandes elogios a lo largo de su emisión. Su sexta temporada, dividida en dos partes, recibió elogios casi universales en medios y redes sociales, y sin embargo, nada del amor de la crítica (¡y los números de audiencia!) se ha traducido en el reconocimiento del barómetro de buen gusto de la Academia de Artes y Ciencias de la Televisión.
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Como sucede con su hermana, la Academia que otorga el Oscar, estas instituciones rara vez ha sido realmente seguidoras o creadoras de tendencias, por supuesto, especialmente en este infierno de contenido inflado que es el mundillo del streaming. Por cada buena serie como «Julia» o «Better Call Saul», hay una basura como «The Rehearsal» o la espantosa secuela de «Sex and The City», que suelen avorazarse en algunas categorías.
Ahora bien, «Better Call Saul» es un programa cuya consistencia y popularidad deberían traducirse naturalmente en ganar algo de reconocimiento. Combinado con el brillo que viene con una querida serie que llega a su conclusión, el programa debería haberse ido con algunos trofeos el lunes por la noche. Los Emmy 2022 fueron tan espantosamente malos, que esa era una esperanza, aunque se perdió cuando «Better Call Saul» perdió en cada categoría para la que fue nominado en la ceremonia de este año.
Los ganones fueron «Squid Game» (¡!) y la telenovela para pudientes «Succession» – que personalmente a mí me parece inmamable – y esto dejó a muchos patidifusos: si bien la victoria de «Succession» no sorprende, es aburrida, ya había ganado antes. ¿Cuántas veces ha sido nominado Better Call Saul para ese premio? Cinco. ¿Cuántas veces ha ganado? ¡Lo adivinaste! Never.
Bob Odenkirk, un hombre que literalmente sufrió un ataque al corazón mientras filmaba la primera mitad de la temporada 6, también recibió un gran total de cero premios Emmy. Odenkirk casi muere trabajando en el programa, pero los votantes aún se encogieron de hombros ante él. Lo mismo ocurre con Rhea Seehorn, quien de alguna manera solo recibió su primera nominación por su fascinante actuación.
En contraste, «Breaking Bad» fue nominado 58 veces durante sus cinco temporadas, ganando 16 premios. Ambas partes de su última temporada ganaron premios de Serie Dramática Sobresaliente, mientras que Bryan Cranston ganó cuatro trofeos de Actor Principal. Las estrellas secundarias (el odioso y mal actor) Aaron Paul y Anna Gunn también ganaron tres y dos veces, respectivamente, y «Breaking Bad» también ganó en dirección de arte y guion.
Todos esos premios fueron bien merecidos; pero con muchos fanáticos que aclaman a «BCS» como incluso mejor que su programa nodriza, su falta de premios es aún más impactantes. Es inexplicable que algo tan emocionante, visualmente dinámico y emocionalmente fascinante como esta serie necesite validación externa, misma que además no recibe.
Yo opino que es erróneo pensar que un cuerpo de votantes con procesos de deliberación opacos y sed de campañas pueda definir lo que es bueno o lo que no es bueno en el gusto de los espectadores (cada quién que lea lo que se le da la gana); sin embargo, mientras existan los premios Emmy, seguirá siendo indignante que esta serie no tenga ninguno.
Para el público en general, un premio cuenta como algo parecido a una recomendación muy elevada. Ya sea que esto sea un error o no (¡lo es!), es difícil deshacerse de estas ideas arraigadas sobre la importancia de los premios. Nada puede deshacer el impacto que «Better Call Saul» tuvo en aquellos que lo vieron, lo siguieron y lo convirtieron en objeto de su afecto.
Como «The Wire» o «Twin Peaks», este programa resistirá la prueba del tiempo de una manera que me pregunto si los programas ganadores de un Emmy como «Succesion’ lo harán. Vince Gilligan y Peter Gould pueden estar contentos, tienen dos series muy populares y emblemáticas, algo que no todo mundo logra, aún si no tienen la bendición dorada del Emmy por la última.
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Una vez dicho esto, debo hacer notar algo: si «Better Call Saul» no arrasa en los Emmy del próximo año por su gran final, se va a armar la gorda.
«Better Call Saul» se puede ver, íntegra, en Netflix.