Andrés Manuel López Obrador rechazó cualquier persecución política contra el panista y ex candidato presidencial, Ricardo Anaya.
La declaración surge tras el autoexilio anunciado por el otrora dirigente blanquiazul y su denuncia de que López Obrador lo quiere fregar. Supuestamente la Fiscalía General de la República (FGR) lo investiga por posibles operaciones irregulares y por supuesto enriquecimiento ilícito.
“¿Y yo qué tengo que ver con el citatorio? (…) Que no me eche la culpa a mi. Que no sea marullero”, expresó AMLO entre risas en la mañanera.
Exhortó a Anaya a presentarse a declarar y defenderse ante las acusaciones, aunque sea bajo amparo, ya que, comentó, “el que nada debe nada teme”.
“Anaya acusa ser perseguido por el presidente, por mi. Eso es una mentira. Eso es falso (…) Yo no tengo nada que ver absolutamente. Nosotros no somos opresores, somos distintos, tenemos moral”, según expresó el primer mandatario.
“Él pensando que así echándome la culpa, sintiéndose perseguido, la iba a librar. Muy mal»
Rechazó haberse involucrado con la FGR o los jueces del Poder Judicial y aseguró que la estrategia de adjudicarle la culpa es una “maniobra politiquera” del panista para deslindarse de su responsabilidad.
“Él pensando que así echándome la culpa, sintiéndose perseguido, la iba a librar. Muy mal (…) Los testigos que menciona, no los conozco (…) Es una maniobra politiquera el salir así adelante. Mejor que declare (…) Que lo defienda su partido”, señaló.
De acuerdo a López Obrador, la carrera política de Anaya se debió a “a un buen manejo de los medios de publicidad”. Sin embargo, habría “dejado de lado a sus compañeros” durante el camino».
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Aseguró que su caso podría servir como “una lección” para que los jóvenes aprendan que “la política no es encaramarse encargos sin escrúpulos morales”.
“La política no es para trepadores, no es para ambiciosos, es para servir al pueblo. No es buscar el poder por el poder. El que no tiene amor al pueblo, no sirve como político”, dijo.
Las indagaciones en contra del político panista surgen de las declaraciones del exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya Austin, quien señaló al ahora candidato a la silla presidencial – así como a otros funcionarios públicos – de haber recibido sobornos para aprobar la reforma energética impulsada durante el gobierno de Enrique Peña Nieto.