Atlas Network, la guerra mediática que busca frenar a la izquierda en AL

Brad Lips, CEO de Atlas Network
Brad Lips, CEO de Atlas Network

A tanto llegamos, que la realidad ahora parece una elaborada conspiración internacional. Y es lo que reluce en redes sociales como Twitter, en donde un hashtag es alimentado por infinidad de bots para crear percepciones que pueden ocasionar resultados premeditados en la realidad. Es la forma como en la actualidad se contribuye a dar un golpe de Estado blando.

Una de las características del también llamado golpe suave es la promoción de intrigas o divulgación de rumores a través de las redes sociales. Estas técnicas no frontales están dedicadas a crear percepciones negativas para desencadenar movimientos populares en contra de los gobiernos a derrocar. Es un proceso multifactorial.

Tan crucial es la presencia de bots o robots automatizados en la actualidad, que Elon Musk, el hombre más rico del mundo, detuvo su compra de Twitter hasta que la compañía le explicara por qué más del 10 % del total de usuarios son cuentas falsas. En la era del NFT (Token No Fungible) y el Bitcoin, en donde de la nada aparecen fortunas, esos mecanismos parecen obra de brujería, pero no lo son, es pura ingeniería social.

En conjunción con otros factores de desestabilización, la creación de narrativas en las redes sociales puede contribuir a cambios políticos de funestas consecuencias. Un ejemplo: en Nuevo León ganó la gubernatura Samuel García, apoyado por la popularidad de su esposa, hoy directora del DIF local, la influencer Mariana Rodríguez, con más de 2 millones de seguidores en Instagram.

En la era de la posverdad (definida como información o afirmación en la que los datos objetivos tienen menos importancia para el público que las opiniones y emociones que suscita) mediatizada es más trascendente el baile insulso de un influencer, que tener un sólido proyecto de gobierno; sonreír a la cámara y verse bien es más importante que en verdad caminar las calles y tener el apoyo de los electores.

A eso van las campañas de algunos políticos que borran sus inhibiciones para captar el elusivo y caprichoso voto joven. Como el gran enigma de que el expresidente de México, Felipe Calderón, cuenta con 6 millones de seguidores en Twitter, pero en 2020, cuando buscaba formar junto a su esposa el partido político México Libre, no pudo reunir 250 mil firmas legales para registrarlo.

En esa auténtica caja de arena que son las redes sociales, en donde el llamado Círculo Rojo (opinadores cuya opinión sí importa, en su concepto de segregación) ve sus consignas apoyadas por millones de personas inexistentes, en donde personajes como Enrique Krauze tiene activada su cuenta sólo para recibir opiniones favorables. Se crea una percepción del espacio multimedia o red como una mini nación.

Esquema de la guerra que se libra en redes sociales.
Esquema de la guerra que se libra en redes sociales.

En contra de la izquierda

Quizá lo que ha salvado a la 4T de no caer presa de los mismos mecanismos del golpe blando, los cuales se han implementado desde el comienzo de su administración, es la popularidad del presidente y que Twitter sólo tiene un alcance limitado de 8.10 % de los usuarios de internet en México, donde de acuerdo a un estudio de 2021, el 71 % de los ciudadanos cuenta con el servicio de internet.

En ese sentido, de entre las personas que cuentan con internet, Facebook es la red de mayor penetración. A enero de este año, se calculaba que 93.4 % de los internautas poseen una cuenta. El Facebook que durante la guerra en Ucrania ha censurado sin remordimientos a medios de comunicación rusos con el fin de establecer las narrativas oficiales y favorables a Estados Unidos y a sus aliados.

El activista español Julián Macías Tovar ha publicado un par de estudios reveladores de la enorme red de medios de comunicación que interactúan cada que hay un trending topic (tendencias) en Twitter, cuyo desarrollo se revela como anormal por las características que acompañan al usuario falso y el número de repeticiones por segundo que alcanzan sus comentarios.

El también creador del canal mediático Pandemia Digital señala que la semana del golpe de Estado en Bolivia, del 10 al 20 de noviembre de 2019, que terminaría por derrocar a Evo Morales y poner en su lugar a Jeanine Áñez, el número total de cuentas de Twitter del país pasó de 200 mil a medio millón, lo que es obviamente un operativo a gran escala de las redes que apoyaban la dimisión de Morales.

Todos ellos “ciudadanos” bolivianos que se expresaban a favor del golpe de Estado, publicando arengas contra el gobierno “dictatorial”, imágenes, opiniones de figurones de otros países apoyando información no comprobada o dudosa que se daba por cierta, incluso por noticieros establecidos. Todos dándose retuit entre ellos y fomentando percepciones que eran muy difíciles de contrarrestar.

Las dinámicas del fake

Un análisis encontró que una cuenta había colocado hasta 20 mil tuits en esos días, con 70 tuits por segundo, pero la compañía Twitter no las canceló a pesar de la evidencia, lo cual ya es algo sospechoso en sí. Para Macías, quien analiza estos fenómenos en España, este tipo de estrategias mediáticas que buscan crear percepciones para contribuir a inestabilidad, ocurre en todo el mundo.

En México, detectó el uso del hashtag #FueraAmlo, que sigue un modus operandi en que un influencer o comentarista político hace un comentario y de inmediato es difundido por cientos de miles de cuentas automatizadas o bots. Claro que dentro de las opiniones existen personas reales con posturas propias, pero cuando se revisa y un usuario hace tres o cuatro tuits en un segundo, se descubre el fraude.

Como es una estrategia exitosa e impune, porque Twitter no hace nada para combatir el predominio de bots (de hecho, hay empresas que abiertamente utilizan bots y los ponen al mejor postor), el método se ha venido repitiendo en todo el mundo. Y en América Latina, las evidencias apuntan a la red creada por la organización Red Atlas o Atlas Network.

Una red de ultraderecha

Siguiendo las estrategias del Plan Cóndor en los años setenta, la Red Atlas es un conglomerado de más de 478 organismos filiales en 96 países, que se dedica a financiar a la extrema derecha en Latinoamérica, en conexión con entidades ligadas a la Casa Blanca. De hecho, una de las formas “pacíficas” de imperialismo de Estados Unidos es su apoyo a un gran número de ONG’s defensoras de sus intereses.

Dentro de la Red Atlas se encuentran empresas trasnacionales con innegables intereses extractivos y depredadores en los países de Latinoamérica, como tabacaleras y petroleras, que buscan pelear de forma leguleya y mediática que no se restrinja su libertad de empresa en los países en que tienen una amplia presencia tanto en el Congreso, como en el Senado, como es el caso de México.

Son redes internacionales, explica el periodista Témoris Grecko en su investigación publicada en Milenio Diario (07/09/2022), que engloban a opinadores de la derecha más rancia como Sergio Sarmiento, de TV Azteca; Valeria Moy, directora del IMCO (Instituto Mexicano para la Competitividad), antes presidido por Juan Pardinas, actual director del diario Reforma.

Grecko señala una reunión de la Red Atlas el 10 diciembre de 2021 en Miami, en donde participó el escritor peruano, ligado al escándalo de corrupción de los Panamá Papers, Mario Vargas Llosa, y el expresidente de México, Ernesto Zedillo, ligado al Fobaproa, en la que el escritor llamó la atención del avance de la izquierda en Latinoamérica y la necesidad de detener la diseminación de este cáncer.

Brasil, el foco rojo

El próximo 2 de octubre se celebrarán los comicios en los que Brasil elegirá presidente, vicepresidente y Congreso, y Luiz Inácio Lula da Silva es el favorito a volver al poder, con 11 puntos de ventaja en la más reciente encuesta de intención de voto sobre el actual presidente, Jair Bolsonaro, de ala derecha. Para muchos analistas geopolíticos, el verdadero poder regional latinoamericano es Brasil.

El inmenso país sudamericano cuenta con un PIB (Producto Interno Bruto) de 1,445 billones de dólares, por lo que su regreso a la izquierda no serían más que malas noticias para la Red Atlas, tras de los triunfos de Gabriel Boric en Chile en diciembre de 2021 y de Gustavo Petro en Colombia en junio pasado. Ambos son dos descalabros marcados para el sistema neoliberal y sus partidarios.

Chile fue de hecho el primer país en que se implementó el modelo de economía neoliberal en el cono sur y Colombia, hasta hace meses, era un bastión armado y policial importante de ese pensamiento económico en la región. Ahora, Brasil es uno de los focos rojos para el ideólogo de la ultraderecha, Vargas Llosa, que ha declarado que se decanta por Bolsonaro. Y los bots ya esperan el 2 de octubre.


¿El enemigo en casa?

Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca y miembro del llamado Consejo Asesor Empresarial de Andrés Manuel López Obrador, es también un promotor abierto de la Red Atlas en América Latina. Su primo, Roberto Salinas-León, férreo crítico de la izquierda y “el comunismo”, es el director del Centro de la Red Atlas para la región, así como comentarista de la cadena CNN, y asesor editorial de TV Azteca.

En la propia página de Atlas Network, Roberto Salinas escribe: “El ascenso del populismo iliberal de México a Argentina, además de retrocesos en lugares (SIC) como Chile y Perú, combinado con la devastación ocasionada por la pandemia del COVID-19, ha sido interpretado por muchos como el comienzo de un oscuro camino para Latinoamérica” … y así sigue el paladín del anticomunismo.

El Centro Ricardo B. Salinas Pliego fue la sede, el pasado 9 y 10 de junio, del Foro Latinoamericano de Atlas Network 2022, titulado: “¿Qué tanto sabes sobre la libertad?”, que incluyó ponencias del determinista Francis Fukuyama, autor de la ya desechada hipótesis sobre el Fin de la Historia; el comentócrata Sergio Sarmiento y otros opositores radicales a los gobiernos progresistas de Latinoamérica.

Además, Salinas Pliego fomenta el echeleganismo a través de sus redes personales, ideas copiadas de Atlas Network: “Reclasificación del liberalismo en la región como un marco ideológico, culturalmente auténtico, pragmático e inclusivo, basado en principios de libertad económica, emprendeduría, estabilidad macroeconómica, predominio de las instituciones y un fuerte dominio de las leyes”.

LAS CIFRAS

16.5 millones

de bots los que hay en Twitter, de acuerdo a las sumas optimistas de la propia compañía.

1 millón

265 mil dólares, los que recibió la Red Atlas en 2005 de ExxonMobil y Philip Morris, empresas petrolera y tabacalera, respectivamente.

500

socios, o partners, los que tiene Red Atlas en 100 países alrededor del mundo, según datos de la propia organización.