El “Alito” de López Obrador

El “Alito” de López Obrador

No se puede desprestigiar lo que nunca ha tenido prestigio, ese es el caso del presidente Nacional del Revolucionario Institucional, Alejandro Moreno, quien se encuentra envuelto en escándalos por los audios “filtrados” por Layda Sansores, la gobernadora de Campeche, estado que gobernaba el tal “Alito”.

Moreno Cárdenas llegó a la dirigencia del partido porque no había de otra. Su primer trabajo fue juntar los pedazos que la corrupción del PRI de Peña Nieto dejó. Su partido se redujo a una mínima representación en el Congreso de la Unión y en gubernaturas, que hoy sólo son cuatro.

En diez días habrá elecciones en seis estados del país, y en ellas se anticipa el triunfo de los morenos en Oaxaca, Hidalgo y Tamaulipas; de estos estados, dos de ellos tienen gobiernos priistas. Mientras que en Quintana Roo, Durango y Aguascalientes la contienda está más cerrada, pero no se descarta que se pinten de color vino, lo que sería otro severo golpe para “Alito” y su partido, quienes por cierto no compiten solos, sino en coalición con el PAN y con los despojos del PRD.

En la elección intermedia, el PRI logró recuperar 21 curules en San Lázaro y se hizo de espacios en alcaldías de la Ciudad de México, pero con la misma fórmula de coalición, lo que significa que por sí solos no son competitivos.

Pero además le estarán dejando mano a los panistas para que sean ellos los que impongan a sus candidatos en los futuros procesos, incluso en el Estado de México para el 2023, que es considerado una de las joyas de la corona de política nacional que han gobernado desde 1943 con Alfredo del Mazo Vélez, abuelo del actual gobernador del Edomex.

El debilitamiento de Alejandro Moreno es evidente y hay voces internas que piden su renuncia desde hace meses. En este contexto de las grabaciones “filtradas” que a todas luces serían ilegales, pero que eso no le quita la sospecha de corrupción, lo ponen franco y vulnerable ante los planes de López Obrador, al que no le conviene terminar con el partido, sino conservarlo en su mínima expresión para seguir contrastando la corrupción del pasado, con sus 80 años de “dictadura perfecta”, con la del presente, menos de un sexenio.

Si no recomponen el camino y hay un giro por parte de las cúpulas priistas, les van a aplicar la táctica de Alejandro Moreno: “namás te voy a dar un dato: a los periodistas no hay que matarlos a balazos, papá, hay que matarlos de hambre”. Andrés Manuel López Obrador está haciendo eso con el tricolor y su dirigente; vivirán políticamente hasta que le dejen de ser útil al régimen de la 4T, nada que no hicieran en el pasado, como el espionaje del que ahora son objeto.

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Más allá de los audios “filtrados” de Alejandro Moreno, la incipiente oposición y el tiradero que López Obrador está dejando, no hay para dónde hacerse, no hay de dónde elegir. Cuando digo que es el PRI de siempre, un amigo periodista me dice: “Al que todos extrañan”. Eso me confirma que conocimos lo malo y vivimos en lo peor. ¿Quién los extraña? Por cierto, con apenas el 13 por ciento de apoyo para el 2024, sólo son sueños guajiros de Alejandro Moreno en aquello de ser candidato… pero mejor ahí lo dejamos.

Entre Palabras

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Hasta la próxima.