Indiferencia, vacuna de México contra la violencia: Huezo

El «espectáculo» cotidiano de la violencia en México «nos ha llenado de indiferencia», afirmó en San Sebastián la directora mexicano-salvadoreña Tatiana Huezo, donde presentó su aplaudida película sobre unas niñas que crecen en una zona «en guerra» de ese país.

En entrevista con la agencia francesa AFP. Huezo señaló que “el espectáculo de la violencia que vemos en los periódicos, en las noticias, en series de televisión, nos ha inmunizado, nos ha hecho voltear la cara, nos ha llenado de indiferencia y creo que esa es la gran tragedia que hay en México“.

La directora se encuentra en el Festival de San Sebastián para defender “Noche de fuego”, su primer largometraje de ficción después de haber firmado dos documentales.

La cinta llega al certamen precedida de un elogiado estreno en el Festival de Cannes, donde mereció la Mención Especial en la sección Una Cierta Mirada.

En San Sebastián entró en la sección Horizontes, dedicada al cine latinoamericano, donde compite con otras nueves producciones de la región.

En México, un país con un elevado número de feminicidios y desapariciones al año, “la mujer está vulnerada, camina con miedo (…) y el cine puede conducir a sensibilizarnos y preguntarnos si es normal que esto suceda”, indicó Huezo.

“Ahora hay aplicaciones para ver si llegas segura a tu casa cuando tomas un Uber, y hay aplicaciones para buscar niñas desaparecidas en Facebook, y habría que cuestionarnos hasta dónde lo hemos permitido o si nuestra inmovilidad o silencio ha sido parte para este caldo de cultivo”, abundó.

De todas maneras, en “Noche de fuego”, con guión firmado también por ella, la realizadora apostó por no recrearse en la violencia, sino solo insinuarla como un “monstruo latente”, y dejar que la historia sea contada desde el punto de vista de las niñas.

“Aposté por no representar la violencia gráficamente, porque es más poderoso que el espectador la perciba y complete esta parte que no ve a partir de sus propios miedos y monstruos”, explicó Huezo.

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En la película, ambientada en las montañas del Estado de Guerrero, un territorio “literalmente en guerra” con grupos armados, narcotraficantes, policía y ejército, Ana y sus amigas juegan, mientras sus madres buscan evitar que sean secuestradas.

Huezo buscó que las niñas, que fueron seleccionadas tras un largo casting con más de 800 participantes, fueran “personajes reales”, alejados de “los clichés” de las jóvenes en el cine.

Estas niñas “se dan cuenta de lo que significa ser mujer en un contexto violento, en el que las mujeres están más expuestas a la brutalidad, y parto de esto para hablar de una realidad que se vive en México”, apuntó la directora.