Se multiplican contagios en Cuba; ya produce su vacuna

Cuba inició esta semana la producción masiva de una vacuna propia contra el nuevo coronavirus mientras reforzó las medidas de cuarentena en la capital y en otras provincias para mitigar contagios de Covid 19 que van en aumento en la isla.

En medio de un rebrote que comenzó en enero y que no paró de escalar en contagios y enfermos, la capital –con dos millones de habitantes– se convirtió en uno de epicentros de las nuevas infecciones.

En otros territorios capitalinos como Habana Vieja y Arroyo Naranjo se produjeron también cierres de cuadras, manzanas y edificios y algunas calles lucen cintas amarillas y control policial que impiden el paso.

Durante su comparecencia televisiva el director de Epidemiología de la isla, Francisco Durán, indicó que desde marzo de 2020 a la fecha suman 45.361 casos confirmados de COVID-19 y de ellos 300 muertos –cuatro informados este lunes–. Además se encuentran ingresadas 19.873 personas en centros especializados de los cuales 4.968 son casos activos y el resto en vigilancia o sospechosos.

Por meses Cuba mantuvo bajo control relativo la pandemia, pero un rebrote se desató luego de que en noviembre las autoridades dispusieran la apertura de los aeropuertos y las autorizaciones para vuelos comerciales –que permanecían cancelados desde marzo– y un desescalamiento de las medidas de control.

Aunque se recibieron turistas, éstos permanecieron en general aislados de la población. Sin embargo, la inminencia de las fiestas atrajo a miles de cubanos residentes que viajaron a ver a sus familias y propagaron el virus. El gobierno volvió a imponer medidas como la obligatoriedad de los test para viajeros, la reducción de los vuelos –sobre todo de Estados Unidos, Panamá y México– y la cuarentena obligatoria en centros especializados.

Desde marzo de 2020 a la fecha suman 45.361 casos confirmados de COVID-19 y de ellos 300 muertos

También debieron suspenderse las clases –que habían arrancado–, se volvieron a cerrar restaurantes y centros recreativos, se limitó el transporte público y en la propia capital se impuso un toque de queda nocturno. El uso del barbijo sigue siendo obligatorio, así como el distanciamiento social.

Paralelamente, el Centro Nacional de Biopreparados (BIOCEN) informó este fin de semana que ya comenzó a fabricarse a escala la vacuna Soberana 02, desarrollada por el Instituto Finlay y con el que la isla espera completar la aplicación de 150.000 dosis –su fase III de ensayo clínico– en marzo.

Cuba se convierte así en el primer país de América Latina en crear su propia vacuna contra la covid-19.

Según los organismos científicos del país, actualmente trabajan en el desarrollo de al menos cuatro posibles vacunas contra la covid-19 que ya se están probando en humanos.

«Nuestro país será uno de los primeros que podrá inmunizar a toda su población», dijo en el programa Mesa Redonda Eduardo Martínez, presidente de BioCubaFarma, el grupo empresarial que lidera la investigación y el desarrollo de vacunas y medicamentos en Cuba.

Si todo sale bien, Cuba espera producir 100 millones de dosis de Soberana 02 en 2021, con lo cual, además de inmunizar a sus más 11 millones de habitantes, también podría exportar su vacuna o la tecnología a otros países.

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Los resultados de estos ensayos clínicos, sin embargo, aún no se han publicado en revistas especializadas revisadas por pares, por lo que expertos que no están involucrados en estos estudios piden cautela.

La Organización Panamericana de la Salud, por su parte, se ha mostrado optimista, pero advierte que las candidatas deben superar todas las pruebas.

Si Cuba logra sus objetivos con estas investigaciones, podría convertirse en el primer país de América Latina en desarrollar su propia vacuna contra la covid-19, y quizás, uno de los primeros en vacunar a toda su población.

Por una parte están Soberana 01 y Soberana 02, desarrolladas por el Instituto Finlay de Vacunas. Las otras dos son conocidas como Mambisa y Abdala, producidas por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB).

Estas cuatro vacunas funcionan de manera similar. Su acción se basa en un mismo tipo de antígeno que se usa en la zona de la espiga del virus, que es la llave con la que el virus ingresa a la célula. Entonces, la idea es generar anticuerpos en esa zona para inhibir la entrada del virus a la célula, según explicó Martínez, de BioCubaFarma.